DE LOS DEBERES DEL PRÍNCIPE PARA CON LA MILICIA
“(...) Uno de los males que acaecen si no estás desarmado es que te haces despreciable”
CAPÍTULO XV
DE LAS COSAS POR LAS CUALES SE ALABA O SE CENSURA A LOS HOMBRES Y ESPECIALMENTE A LOS PRÍNCIPES
El príncipe es un hombre, y como todo hombre, con defectos y virtudes; pero al ser una figura pública, cualquier acierto lo hará santo, y cualquier error, un monstruo. El príncipe debe tratar de ser una persona virtuosa; pero no debe temblarle la mano de cometer aglo impío si eso significa el bienestar del estado
CAPÍTULO XVI
DE LA LIBERALIDAD Y DE LA AVARICIA
“(...) gastando bienes de otros se cobra fama, mientras que si gastas los tuyos, la pierdes” (Esto respecto a los bienes que se obtienen durante la guerra, como el botín)
CAPÍTULO XVII
DE LA CRUELDAD Y DE LA CLEMENCIA, Y SI VALE MÁS SER AMADO QUE TEMIDO
Nicolás, a diferencia de Séneca, dice que es mejor ser temido que amado, porque la naturaleza humana es hipócrita y traicionera. Si te ven como amado, se aprovecharán de ti, para Nicolás, los hombres son todos malos
Debe hacerse temer; pero no odiar
“(...) más fácilmente olvidan los hombres la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio”
CAPÍTULO XVIII
SI DEBEN CUMPLIR LOS PRÍNCIPES SUS COMPROMISOS
El príncipe no debe ser un hombre lleno de cualidades, sólo de aparentar ser clemente, fiel, humano, religioso e íntegro
Nicolás también menciona que los hombres no tienen voluntad propia; sino que se van a donde va la mayoría
CAPÍTULO XIX
HAY QUE EVITAR SER ODIADO Y DESPRECIADO
No pasar por inconstante, ligero, afeminado, pusilánime, irresoluto
Ser firme en sus decisiones
“(...) el príncipe ha de preocuparse poco de las conspiraciones, si cuenta con el favor popular; pero si el pueblo está en contra suya y lo detesta, puede temerlo todo por parte de todos”
Para no hacerse odiar, el príncipe no debe ejecutar las leyes. Por eso pone de ejemplo a Francia y su separación de poderes
“(...) lo mismo se ganan odios obran mal que obrando bien”
Menciona tres partidos que el rey debe manejar: El pueblo, los soldados y a los grandes, cualquiera que mueva el estado, es al que debe complacer
CAPÍTULO XX
SI LAS FORTALEZAS Y OTRAS VARIAS COSAS QUE SUELEN HACER LOS PRÍNCIPES SON ÚTILES O DAÑOSAS
No siempre conviene desarmar a los súbditos, a veces darles armas les dice que confías en ellos, en especial si el príncipe es nuevo
No cree que tener al pueblo dividido sea buena idea, porque los débiles se unirán a los invasores contra los fuertes, y éstos ya nada podrán hacer
A veces, la gente que es odiosa para el príncipe, suelen ser los más provechosos, pues se esfuerza en ganar su merced, mientras que aquellos que ya gozan de su favor, podrían dormirse en sus laureles
Cuando un príncipe adquiere un estado nuevo porque se lo pide el pueblo, debe tener cuidado. Si fue por una inclinación particular a él, hacer lo que ellos esperan de él; pero si fue porque estaban descontentos de la situación anterior, nunca los podrá satisfacer
“(...) el príncipe que teme más a su pueblo que a los extranjeros, debe construir fortalezas; pero el que más teme al extranjero que al pueblo debe despreciarlas”
“La mejor fortaleza es el cariño del pueblo”
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