Literatura y filosofía

Justine. Marqués de Sade (1 de 7)

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PRIMERA PARTE

"La obra maestra de la filosofía sería desarrollar los medios de que se sirve la Providencia para alcanzar los  fines que se propone sobre el hombre, y trazar, a partir de ahí, unos planes de conducta que puedan hacer  conocer a ese desdichado individuo bípedo el modo en que debe avanzar en la espinosa carrera de la vida a fin  de prevenir los caprichos extravagantes de esta fatalidad a la que se dan veinte nombres diferentes, sin haber  llegado todavía a conocerla ni a definirla" (La obra maestra de la filosofía es la verdad... y la verdad no  siempre nos gusta y a veces está en nuestra contra. Sade, no todo gira alrededor tuyo, la providencia, como le llamas, no tiene planes para ti, ni para nadie, por lo que buscar un fin para el hombre es una tarea perdida antes de empezar)

"(...) ¿no dirán con el ángel Jesrad, de Zadig," (seguramente se refiere a la obra Zadig, de Voltaire) "que no hay mal que por bien no venga, y que pueden, a partir de ahí, entregarse al mal, ya que de hecho sólo es una de las maneras de producir el bien?" (Esa frase de "no hay mal que por bien no venga" es una frase de consuelo, no es una regla de la realidad, por lo que por sí misma, la frase no puede usarse como filosofía, cuya obra maestra, dije, es la verdad)

"(...) si el infortunio persigue a la virtud y la prosperidad acompaña al crimen, siendo ambas cosas iguales  para los proyectos de la naturaleza, es infinitamente mejor tomar partido entre los malvados, que prosperan,  que entre los virtuosos, que fracasan?" (Puedo atacar esto por tres flancos. Primer flanco, Richard Dawkins. Se ve que el malvado prospera, porque los genes son ventajosos, egoístas, y así quien ha aprendido a sacar más partido de los demás, obtiene más beneficios de los que son más débiles. Segundo flanco, Séneca. El virtuoso no fracasa, el virtuoso es aquel que es tan poderoso que no necesita de nadie porque todo lo posee, todo lo que realmente vale la pena lo posee. Tercer flanco, yo. Si el virtuoso no necesita de nadie, porque posee en sí mismo todo lo realmente importante, el malvado nada puede hacerle porque él, el malvado, nada posee y necesita lo que el virtuoso tiene, cosa que no puede darle porque lo que lo hace virtuoso es algo que no es material. A su vez, el virtuoso puede vencer fácilmente al malvado por las mismas razones. Si vemos que la gente mala prospera más que la virtuosa, es porque hemos dado erróneamente el nombre de virtuoso al estúpido y de malvado al inteligente, que si el malvado no fuera inteligente, no podría aprovecharse del estúpido, y si el estúpido fuera inteligente, no haría progresar al malvado; pero como las religiones promueven la ignorancia y la estupidez, se cree que el virtuoso y piadoso es bueno, cuando realmente es estúpido. En contraparte, aquel que no profesa la fe y sigue el camino de la iluminación mediante el conocimiento, se hace inteligente y utiliza para su propio fin al piadoso, convirtiéndose en malvado. Yo veo en esta obra no el triunfo de la depravación sobre la virtud, sino del inteligente sobre el estúpido. Por el contrario, Justine, no pierde su virtuosidad a pesar de sufrir las más crueles vejaciones)

En las dos hermanas vemos la predisposición a ser de la luz o de la obscuridad. Ambas con la misma formación,  Juliette resultó perversa y Justine, inocente

Justine llega a casa del señor Dubourg, quien le ofrece su generosa misericordia, por llamarle de alguna forma burlesca, a cambio de favores sexuales. Dubourg le dice a Justine:
"(...) Esta virtud que tanto exhibes no sirve de nada en el mundo; por mucho que te arrodilles ante sus  altares, su inútil incienso no te alimentará. La cosa que menos halaga a los hombres, aquella a la que prestan menos atención, la que desprecian más soberanamente, es la decencia de vuestro sexo: aquí sólo se aprecia, hija  mía, lo que beneficia o lo que deleita. ¿Y qué beneficio puede significar para nosotros la virtud de las  mujeres? Son sus desórdenes los que nos sirven y nos divierten, pero su castidad es lo que menos nos interesa.  En una palabra, cuando las personas de nuestra clase dan, sólo es para recibir (...) Estamos de vuelta de esta  manía de ayudar a los demás gratuitamente; se ha reconocido que los placeres de la caridad sólo eran goces del  orgullo y, como nada se disipa con mayor rapidez, se han querido sensaciones más reales" (Sade demuestra con esto, que todo beneficio propio del hombre viene a ser porque se desea tener una compensación. Dame y te daré. Te daré si me das. No puedo refutar esa naturaleza del hombre; pero sí puedo refutar que una mujer no es un objeto sexual. Eso lo haré a lo largo de varios comentarios)

Sin duda alguna, Sade está atacando las virtudes de los seres castos, pues él era un ninfómano; pero aún y aun  digo yo que también es una gran virtud la castidad porque es vencernos a nosotros mismos... pero no todos nacen  para eso. Empero, también considero un crimen que unos genes maravillosos sean desperdiciados

"--Qué más da, hay un exceso de súbditos en Francia. Con tal de que la máquina tenga siempre la misma  elasticidad, ¿qué le importa al Estado el mayor o menor número de los individuos que la aprietan?
--Pero ¿creéis que los hijos, cuando son así maltratados, respetarán a sus padres?
--¡¿Qué le importa a un padre el amor de unos hijos que le estorban?
(...)
¿Para qué dejar vivir unas criaturas que ya no pueden contar con la ayuda de sus padres, porque carecen de  ellos, o porque no han sido reconocidos, cuando en tal caso sólo sirven para sobrecargar al Estado con un producto que ya le sobra? Los bastardos, los huérfanos, los niños deformes, deberían ser condenados a muerte  desde su nacimiento" (Eugenesia)

"(...) ¿Cómo había podido creerme capaz de enternecer a un hombre que ya encontraba en mi propio dolor un  acicate más a sus horribles pasiones?" (Imposible enternecerle)

Otro de sus amos, Du Harpin, la instaba a Justine a cometer crímenes, cosa que ella no aceptaba. Por eso la difamó, para librarse él del crimen cometido
"(...) a los malhechores no les gusta encontrar resistencia en quienes intentan seducir. No existe   desdichadamente un punto medio, en cuanto tienes la mala suerte de haber recibido sus proposiciones: tienes que  convertirte necesariamente en su cómplice --lo cual es peligroso--, o en su enemigo --que todavía lo es más--"

Ante el párrafo donde Justine (Sí, no lo he acabado de leer y sé que es ella) se queja que la justicia no  favorece al pobre y desventurado, Sade hace la anotación "¡Siglos venideros! Ya no veréis ese cúmulo de  horrores y de infamias"... ¿Lo dijiste para burlarte, verdad?

"(...) la mano del cielo que acababa de castigar mi inocencia, sirvió al crimen favoreciendo a mi protectora" (Otra burla a la misericordia divina, que tanto clama ayudar al desvalido si es justo; pero Justine, sufre, y el criminal goza. Esto y todo lo demás, no son más que demostraciones de que la religión hace mucho daño. No digo que Justine se haga mala, sino que no sea tan babosa, que si entra la malicia en su mente, sabrá prever lo que le espera, y si tuviera inteligencia suficiente, sabría salir adelante con su virtud. Aunque quizá para la época era más difícil para ella, por ser mujer, ya que en ese entonces, como ahora, la mujer es un objeto y no una persona. Sólo cuando veamos en la mujer el complemento del varón, complemento necesario para progresar como individuos y como especie, podremos dar un paso al siguiente nivel de civilización... mientras tanto, todo lo que tenemos es una burla a nosotros mismos)

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