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CAPÍTULO "Tercer día
TERCIA
Donde Adso reflexiona en el scriptorium sobre la historia de su orden y sobre el destino de los libros"
"El saber no es como la moneda, que se mantiene físicamente intacta incluso a través de los intercambios más infames; se parece más bien a un traje de gran hermosura, que el uso y la ostentación van desgastando"
"Así como un exceso de ternura ablanda y entorpece al guerrero, aquel exceso de amor posesivo y lleno de curiosidad exponía el libro a la enfermedad que acabaría por matarlo"
CAPÍTULO "Tercer día
SEXTA
Donde Adso escucha las confidencias de Salvatore, que no pueden resumirse en pocas palabras pero que le sugieren muchas e inquietantes reflexiones"
Salvatore le cuenta a Adso: "E iban matando a todos los judíos que encontraban a su paso, y se apoderaban de sus bienes. . .
-¿Por qué a los judíos? –pregunté.
Y Salvatore me respondió:
-¿Por qué no?
Entonces me explicó que toda la vida habían oído decir a los predicadores que los judíos eran los enemigos de la cristiandad y que acumulaban los bienes que a ellos les eran negados. Yo le pregunté si no eran los señores y los obispos quienes acumulaban esos bienes a través del diezmo, y si, por tanto, los pastorcillos no se equivocaban de enemigos. Me respondió que, cuando los verdaderos enemigos son demasiado fuertes, hay que buscarse otros enemigos más débiles. Pensé que por eso los simples reciben tal denominación. Sólo los poderosos saben siempre con toda claridad cuáles son sus verdaderos enemigos. Los señores no querían que los pastorcillos pusieran en peligro sus bienes, y tuvieron la inmensa suerte de que los jefes de los pastorcillos insinuasen la idea de que muchas de las riquezas estaban en poder de los judíos.
Le pregunté quién había convencido a la muchedumbre de que era necesario atacar a los judíos. Salvatore no lo recordaba. Creo que cuando tanta gente se congrega para correr tras una promesa, y de pronto surge una exigencia, nunca puede saberse quién es el que habla. Pensé que sus jefes se habían educado en los conventos y en las escuelas obispales, y que hablaban el lenguaje de los señores, aunque lo tradujeran en palabras comprensibles para los pastores. Y los pastores no sabían dónde estaba el papa, pero sí dónde estaban los judíos (...) Entonces el rey de Francia comprendió que habían pasado ya los límites y ordenó que se les opusiese resistencia en toda ciudad por la que pasaran, y que se defendiese incluso a los judíos como si fueran hombres del rey. . .
¿Por qué aquella súbita preocupación del rey por los judíos? Quizás porque se dio cuenta de lo que podrían llegar a hacer los pastorcillos en todo el reino, y vio que su número era cada vez mayor. Entonces se apiadó incluso de los judíos, ya fuese porque éstos eran útiles para el comercio del reino, ya porque había que destruir a los pastorcillos y era necesario que todos los buenos cristianos encontraran motivos para deplorar sus crímenes. Pero muchos cristianos no obedecieron al rey, porque pensaron que no era justo defender a los judíos, enemigos constantes de la fe cristiana.
Y en muchas ciudades las gentes del pueblo, que habían tenido que pagar usura a los judíos, se sentían felices de que los pastorcillos los castigaran por su riqueza" (pero que no sean alemanes, porque nadie los perdona, ¿verdad?)
CAPÍTULO "Tercer día
NONA
Donde Guillermo habla con Adso del gran río de la herejía, de la función de los simples en la iglesia, de sus decidas acerca de la cognoscibilidad de las leyes generales, y casi de pasada le comenta cómo han descifrado los signos nigrománticos que decía Venancio"
El capítulo es muy interesante en general, habla un poco de historia y un poco de cómo veía la iglesia en ese entonces a los herejes. Aunque las cosas no han cambiado mucho, sí ha habido cierta evolución, al menos, en la forma de nombrarlos y en la forma de contrarrestarlos. Además, está presente un diálogo filosófico muy bueno entre Guillermo y Adso. En resumen, este capítulo es muy bueno para leerse completo
CAPÍTULO "Cuarto día
TERCIA
Donde Adso se hunde en la agonía del amor, y luego llega Guillermo con el texto de Venancio, que sigue siendo indescifrable aun después de haber sido descifrado"
"A menudo un libro inofensivo es como una simiente, que al florecer dará un libro peligroso, o viceversa, es el fruto dulce de una raíz amarga"
CAPÍTULO "Cuarto día
VÍSPERAS
Donde Alinardo parece dar informaciones preciosas y Guillermo revela su método para llegar a una verdad probable a través de una serie de errores seguros."
"-¿En París siempre tienen la respuesta verdadera? -Nunca, pero están muy seguros de sus errores"
CAPÍTULO "Quinto día
SEXTA
Donde se encuentra a Severino asesinado y ya no se encuentra el libro que él había encontrado."
"¡Tenía razón Bacon cuando decía que el primer deber de un sabio es el de estudiar las lenguas!"
"sin duda es humano cometer errores, pero que hay seres humanos que los cometen más que otros, y a ésos se los llama tontos,"
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CAPÍTULO "Tercer día
TERCIA
Donde Adso reflexiona en el scriptorium sobre la historia de su orden y sobre el destino de los libros"
"El saber no es como la moneda, que se mantiene físicamente intacta incluso a través de los intercambios más infames; se parece más bien a un traje de gran hermosura, que el uso y la ostentación van desgastando"
"Así como un exceso de ternura ablanda y entorpece al guerrero, aquel exceso de amor posesivo y lleno de curiosidad exponía el libro a la enfermedad que acabaría por matarlo"
CAPÍTULO "Tercer día
SEXTA
Donde Adso escucha las confidencias de Salvatore, que no pueden resumirse en pocas palabras pero que le sugieren muchas e inquietantes reflexiones"
Salvatore le cuenta a Adso: "E iban matando a todos los judíos que encontraban a su paso, y se apoderaban de sus bienes. . .
-¿Por qué a los judíos? –pregunté.
Y Salvatore me respondió:
-¿Por qué no?
Entonces me explicó que toda la vida habían oído decir a los predicadores que los judíos eran los enemigos de la cristiandad y que acumulaban los bienes que a ellos les eran negados. Yo le pregunté si no eran los señores y los obispos quienes acumulaban esos bienes a través del diezmo, y si, por tanto, los pastorcillos no se equivocaban de enemigos. Me respondió que, cuando los verdaderos enemigos son demasiado fuertes, hay que buscarse otros enemigos más débiles. Pensé que por eso los simples reciben tal denominación. Sólo los poderosos saben siempre con toda claridad cuáles son sus verdaderos enemigos. Los señores no querían que los pastorcillos pusieran en peligro sus bienes, y tuvieron la inmensa suerte de que los jefes de los pastorcillos insinuasen la idea de que muchas de las riquezas estaban en poder de los judíos.
Le pregunté quién había convencido a la muchedumbre de que era necesario atacar a los judíos. Salvatore no lo recordaba. Creo que cuando tanta gente se congrega para correr tras una promesa, y de pronto surge una exigencia, nunca puede saberse quién es el que habla. Pensé que sus jefes se habían educado en los conventos y en las escuelas obispales, y que hablaban el lenguaje de los señores, aunque lo tradujeran en palabras comprensibles para los pastores. Y los pastores no sabían dónde estaba el papa, pero sí dónde estaban los judíos (...) Entonces el rey de Francia comprendió que habían pasado ya los límites y ordenó que se les opusiese resistencia en toda ciudad por la que pasaran, y que se defendiese incluso a los judíos como si fueran hombres del rey. . .
¿Por qué aquella súbita preocupación del rey por los judíos? Quizás porque se dio cuenta de lo que podrían llegar a hacer los pastorcillos en todo el reino, y vio que su número era cada vez mayor. Entonces se apiadó incluso de los judíos, ya fuese porque éstos eran útiles para el comercio del reino, ya porque había que destruir a los pastorcillos y era necesario que todos los buenos cristianos encontraran motivos para deplorar sus crímenes. Pero muchos cristianos no obedecieron al rey, porque pensaron que no era justo defender a los judíos, enemigos constantes de la fe cristiana.
Y en muchas ciudades las gentes del pueblo, que habían tenido que pagar usura a los judíos, se sentían felices de que los pastorcillos los castigaran por su riqueza" (pero que no sean alemanes, porque nadie los perdona, ¿verdad?)
CAPÍTULO "Tercer día
NONA
Donde Guillermo habla con Adso del gran río de la herejía, de la función de los simples en la iglesia, de sus decidas acerca de la cognoscibilidad de las leyes generales, y casi de pasada le comenta cómo han descifrado los signos nigrománticos que decía Venancio"
El capítulo es muy interesante en general, habla un poco de historia y un poco de cómo veía la iglesia en ese entonces a los herejes. Aunque las cosas no han cambiado mucho, sí ha habido cierta evolución, al menos, en la forma de nombrarlos y en la forma de contrarrestarlos. Además, está presente un diálogo filosófico muy bueno entre Guillermo y Adso. En resumen, este capítulo es muy bueno para leerse completo
CAPÍTULO "Cuarto día
TERCIA
Donde Adso se hunde en la agonía del amor, y luego llega Guillermo con el texto de Venancio, que sigue siendo indescifrable aun después de haber sido descifrado"
"A menudo un libro inofensivo es como una simiente, que al florecer dará un libro peligroso, o viceversa, es el fruto dulce de una raíz amarga"
CAPÍTULO "Cuarto día
VÍSPERAS
Donde Alinardo parece dar informaciones preciosas y Guillermo revela su método para llegar a una verdad probable a través de una serie de errores seguros."
"-¿En París siempre tienen la respuesta verdadera? -Nunca, pero están muy seguros de sus errores"
CAPÍTULO "Quinto día
SEXTA
Donde se encuentra a Severino asesinado y ya no se encuentra el libro que él había encontrado."
"¡Tenía razón Bacon cuando decía que el primer deber de un sabio es el de estudiar las lenguas!"
"sin duda es humano cometer errores, pero que hay seres humanos que los cometen más que otros, y a ésos se los llama tontos,"
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