Literatura y filosofía

Umberto Eco. El nombre de la rosa (6/7)

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CAPÍTULO "Quinto día
NONA
Donde se administra justicia y se tiene la molesta sensación de que todos están equivocados."

En este capítulo tenemos un ejemplo, según Umberto, de cómo eran los interrogatorios de la inquisición

CAPÍTULO "Quinto día
VÍSPERAS
Donde Ubertino se larga, Bencio empieza a observar las leyes y Guillermo hace algunas reflexiones sobre los diferentes tipos de lujuria encontrados aquel día."

Guillermo aquí nos da su punto de vista sobre lo que es la lujuria. Todos ahora lo tenemos como el deseo carnal; pero entendido sólo como acto sexual. Guillermo nos enseña que la lujuria es un deseo carnal, y que es aplicable a todo aquello que se puede hacer con un fin de trascendencia y de bondad al prójimo; pero que se hace sólo para satisfacer nuestro propio apetito. Así pues, da ejemplo de sabios que buscaban el conocimiento para el bien de todos, y sabios que buscan el conocimiento para sí mismos, esa es la lujuria del saber; da ejemplo de lujuria de poder, de lujuria de justicia, y otras más, que en lugar de aplicarse para el bien de los demás, se busca la satisfacción personal. La lujuria, entonces, es hija de la soberbia y del egoísmo, pues aquello que se puede hacer para un bien común, lo tergiversa para la satisfacción personal

"E1 bien de un libro consiste en ser leído. Un libro está hecho de signos que hablan de otros signos, que, a su vez, hablan de las cosas. Sin unos ojos que lo lean, un libro contiene signos que no producen conceptos. Y por tanto, es mudo"

CAPÍTULOS "Quinto día
COMPLETAS
Donde se escucha un sermón sobre la llegada del Anticristo y Adso descubre el poder de los nombres propios."

El discurso de Jorge es genial, sobre todo la parte profética de los signos del fin del mundo

Sobre el destino de Salvatore: "Quizás acabe asesinando viajeros en algún bosque del Languedoc" (Me recordó a la bestia de Languedoc, ya que Salvatore no tiene apariencia humana por su deformidad)

CAPÍTULO "Séptimo día
NOCHE
Donde, si tuviera que resumir las prodigiosas revelaciones que aquí se hacen, el título debería ser tan largo como el capítulo, lo cual va en contra de la costumbre."

Este es el capítulo decisivo, en donde se deshace la maraña y se descubren todos los secretos. Por eso, el nombre del capítulo no dice nada, para no romper la sorpresa

Guillermo le dice a Jorge: "-Pero, ¿por qué temes tanto a este discurso sobre la risa? No eliminas la risa eliminando este libro. -No, sin duda. La risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne. Es la distracción del campesino, la licencia del borracho. Incluso la iglesia, en su sabiduría, ha permitido el momento de la fiesta, del carnaval, de la feria, esa polución diurna que permite descargar los humores y evita que se ceda a otros deseos y a otras ambiciones... Pero de esta manera la risa sigue siendo algo inferior, amparo de los simples, misterio vaciado de sacralidad para la plebe. Ya lo decía el apóstol: en vez de arder, casaos. En vez de rebelaros contra el orden querido por Dios, reíd y divertíos con vuestras inmundas parodias del orden... al final de la comida, después de haber vaciado las jarras y botellas. Elegid al rey de los tontos, perdeos en la liturgia del asno y del cerdo, jugad a representar vuestras saturnales cabeza abajo... Pero aquí, aquí... -y Jorge golpeaba la mesa con el dedo, cerca del libro que Guillermo había estado hojeando-, aquí se invierte la función de la risa, se la eleva a arte, se le abren las puertas del mundo de los doctos, se la convierte en objeto de filosofía, y de pérfida teología..." (Jorge no estaba en contra de la risa porque sea pan y circo del pueblo, sino porque según esto, el libro perdido de Aristóteles, eleva la risa a algo divino, rompiendo todo el paradigma que hasta entonces se tenía) "(...) ¡Pero cuántas mentes corruptas como la tuya extraerían de este libro la conclusión extrema, según la cual la risa sería el fin del hombre! La risa distrae, por algunos instantes, al aldeano del miedo. Pero la ley se impone a través del miedo, cuyo verdadero nombre es temor de Dios. Y de este libro podría saltar la chispa luciferina que encendería un nuevo incendio en todo el mundo; y la risa sería el nuevo arte, ignorado incluso por Prometeo, capaz de aniquilar el miedo. Al aldeano que ríe, mientras ríe, no le importa morir, pero después, concluida su licencia, la liturgia vuelve a imponerle, según el designio divino, el miedo a la muerte. Y de este libro podría surgir la nueva y destructiva aspiración a destruir la muerte a través de la emancipación del miedo (...) -Eres el diablo ---dijo entonces Guillermo. Jorge pareció no entender. Si no hubiese sido ciego, diría que clavó en su interlocutor una mirada atónita. -¿Yo? -dijo. -Sí, te han mentido. El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda."

CAPÍTULO "Séptimo día
NOCHE
Donde sobreviene la ecpirosis y por causa de un exceso de virtud prevalecen las fuerzas del infierno"

Dice Guillermo: "Por otra parte, esta noche hemos visto su rostro. -¿El rostro de quién? -pregunté desconcertado. -Hablo de Jorge. En ese rostro devastado por el odio hacia la filosofía he visto por primera vez el retrato del Anticristo (...) El orden que imagina nuestra mente es como una red, o una escalera, que se construye para llegar hasta algo. Pero después hay que arrojar la escalera, porque se descubre que, aunque haya servido, carecía de sentido (...) Las únicas verdades que sirven son instrumentos que luego hay que tirar (...) Es difícil aceptar la idea de que no puede existir un orden en el universo, porque ofendería la libre voluntad de Dios y su omnipotencia. Así, la libertad de Dios es nuestra condena, o al menos la condena de nuestra soberbia. Por primera y última vez en mi vida me atreví a extraer una conclusión teológica: -¿Pero cómo puede existir. Un ser necesario totalmente penetrado de posibilidad? ¿Qué diferencia hay entonces entre Dios y el caos primigenio? Afirmar la absoluta omnipotencia de Dios y su absoluta disponibilidad respecto de sus propias opciones, ¿no equivale a demostrar que Dios no existe?"


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