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5. DISTINTOS TIPOS DE GANANCIAS
“Si una prostituta tiene numerosos clientes y gana mucho diariamente, no puede limitarse a entretener a un solo amante; establezca el precio por noche, teniendo en cuenta el lugar, tiempo y condiciones, sus cualidades y su éxito, calculando también su valor relacionándolo con las demás. En sus relaciones con el cliente se valga de mensajeros y de personas cercanas a él, y los envíe ella misma. Puede visitar al mismo hombre dos, tres, cuatro veces para obtener unos ingresos extraordinarios; y haga todo lo que sea necesario para complacerle
Para algunos maestros, cuando se presentan a la vez varios clientes y las ganancias son parecidas, hay que orientarse preferentemente hacia el que le ofrece los bienes que ella desea
Sin embargo, Vatsyayana opina que debe preferir al hombre que le entrega dinero en oro, ya que no se puede devolver y es fuente de cualquier otra cosa. Entre oro, plata, utensilios de cobre, bronce y hierro, ropa de cama, colchas, vestidos, perfumes, especias, vajilla, flor de manteca, aceite, cereales y animales hay que preferir siempre lo que precede. En caso de que los objetos ofrecidos se parezcan, porque son más o menos iguales, se llevará la palma, tras tener en cuenta los consejos de un amigo, la precariedad del regalo, las perspectivas de futuro, las cualidades del cliente y el afecto
Según el parecer de algunos maestros, entre un hombre enamorado y otro generoso evidentemente hay que dar preferencia al segundo. En realidad, es posible suscitar tendencia a regalar en un hombre enamorado, ya que incluso un avaro cede cuando se apasiona; pero no se ha dicho que, si se persevera, el generoso no se inflame de amor; es la opinión de Vatsyayana
Más aún, entre el rico y el pobre se prefiere al rico; entre el amante generoso y el que cumple lo que le interesa a la mujer, está muy claro que hay que escoger a este último; es lo que opinan algunos maestros. Para Vatsyayana, el que cumple lo que le interesa a la prostituta, una vez que lo ha hecho, se considera satisfecho; el hombre generoso, por el contrario, no se fija en el pasado. En este caso la preferencia se basa en las perspectivas de futuro
Siguiendo la opinión de algunos maestros, entre un hombre agradecido y otro generoso evidentemente hay que privilegiar al segundo. El generoso, sin embargo, aunque haya sido durante mucho tiempo el preferido, si descubre una simple ofensa o que otra cortesana se le muestra hostil por equivocación, no tiene en cuenta los anteriores servicios de esa mujer; pues los hombres generosos son, por regla general, muy dignos, honestos y demasiado atentos. El individuo agradecido, por el contrario, que tiene en cuenta los servicios que se le han prestado, no se desanamora de un plumazo, y, dado que se ha sometido su carácter a una prueba, no le importa que alguien se muestra hostil sin motivo; es la opinión de Vatsyayana. También en este caso, la preferencia debe establecerse basándose en las perspectivas futuras
Para algunos maestros, entre la palabra de un amigo y la ganancia en dinero, es obvio que se escoja lo último. Vatsyayana considera, en cambio, que la ganancia siempre está a su alcance, mientras que un amigo se puede enfadar, cuando no se respeta su palabra. En este caso hay que inclinar la balanza basándose en lo que parece más precario. Y en esas circunstancias la mujer puede acallar a su amigo mostrándole los motivos y asegurándole que lo que él desea puede tener lugar al día siguiente, y así conseguir un dinero que en caso contrario se le escaparía
Entre ganar a impedir perder hay que preferir, con toda claridad, lo primero, afirman algunos maestros. Pero las ganancias tienen proporciones limitadas, mientras que las pérdidas, una vez puestas en movimiento, no se sabe a dónde van a acabar; es la opinión de Vatsyayana. En un caso de este tipo la decisión depende de la importancia relativa. Basándose en el mismo principio, en relación con una ganancia dudosa es preferible evitar un perjuicio
Los ganancias extraordinarias de las cortesanas de rango superior sirven para levantar templos y cuidar lagos y jardines, construir presas y capillas para el Fuego sagrado, regalar un buen número de vacas a los brahmanes a través de dignos intermediarios y promover ceremonias y ofrendas a los dioses, o para conseguir el dinero que se necesita para estos gastos
Las prostitutas [más distinguidas] que viven de su belleza destinen lo que excede de sus ganancias para cubrirse de joyas, construirse una casa suntuosa y amueblarla espléndidamente con muebles de gran valor y con servidumbre
Los ingresos extraordinarios de las [mejores entre las llamadas] "aguadoras" deben servir para llevar siempre vestidos blancos, saciarse de comida y bebida, que no les falten nunca perfumes y betel, y para conseguir adornos dorados
Basándonos en algunos maestros, es posible conocer cómo hay que emplear los ingresos excesivos de todas, incluidos los de las prostitutas de categoría media o baja. Para Vatsyayana, ésta no puede ser una regla, ya que las ganancias son inciertas según el lugar, tiempo, riquezas, capacidades, pasión y usos de la gente
La prostituta puede aceptar una pequeña compensación si desea mantener alejado al cliente de otra, o quiere robarle un amante fiel, o incluso si pretende privar de las ganancias a su rival. O, cuando considera que, estableciendo una relación con aquel cliente, conseguirá una buena posición, mayor bienestar, perspectivas de futuro y muchas visitas; en caso de que quiera inducirlo a que le ayude a impedir una pérdoda, o si piensa ultrajar a otro hombre, apasionado, aparentando una cortesía que tuvo con ella como si nunca lo hubiera hecho; o simplemente por deseo de amor, con buena disposición de ánimo. No debe aceptar una compensación modesta, cuando se dirije a un hombre para asegurar una oportunidad o evitar un perjuicio
Busque una ganancia inmediata del cliente, si proyecta abandonarlo y reconciliarse con otro; si considera que está a punto de dejarla, o de volver con su mujer; o si lo retiene en vísperas de superar un momento difícil. Incluso, cuando piensa que va a llegar el superior que lo dirige, o sea, el amo o el padre; o si considera que está a un paso de perder su posición, o es un inconstante
Si existen estas perspectivas futuras: el hombre recibirá un favor prometido por el soberano, o conseguirá un cargo o un buen puesto; está muy cerca de conseguir recursos estables, pronto llegará su barco [cargado de mercancías], va a recoger su cosecha; lo que se hace por él no cae en saco roto, o mantiene siempre las promesas; en estos casos, la prostituta ponga la mirada en él y le haga de mujer”
“Si una prostituta tiene numerosos clientes y gana mucho diariamente, no puede limitarse a entretener a un solo amante; establezca el precio por noche, teniendo en cuenta el lugar, tiempo y condiciones, sus cualidades y su éxito, calculando también su valor relacionándolo con las demás. En sus relaciones con el cliente se valga de mensajeros y de personas cercanas a él, y los envíe ella misma. Puede visitar al mismo hombre dos, tres, cuatro veces para obtener unos ingresos extraordinarios; y haga todo lo que sea necesario para complacerle
Para algunos maestros, cuando se presentan a la vez varios clientes y las ganancias son parecidas, hay que orientarse preferentemente hacia el que le ofrece los bienes que ella desea
Sin embargo, Vatsyayana opina que debe preferir al hombre que le entrega dinero en oro, ya que no se puede devolver y es fuente de cualquier otra cosa. Entre oro, plata, utensilios de cobre, bronce y hierro, ropa de cama, colchas, vestidos, perfumes, especias, vajilla, flor de manteca, aceite, cereales y animales hay que preferir siempre lo que precede. En caso de que los objetos ofrecidos se parezcan, porque son más o menos iguales, se llevará la palma, tras tener en cuenta los consejos de un amigo, la precariedad del regalo, las perspectivas de futuro, las cualidades del cliente y el afecto
Según el parecer de algunos maestros, entre un hombre enamorado y otro generoso evidentemente hay que dar preferencia al segundo. En realidad, es posible suscitar tendencia a regalar en un hombre enamorado, ya que incluso un avaro cede cuando se apasiona; pero no se ha dicho que, si se persevera, el generoso no se inflame de amor; es la opinión de Vatsyayana
Más aún, entre el rico y el pobre se prefiere al rico; entre el amante generoso y el que cumple lo que le interesa a la mujer, está muy claro que hay que escoger a este último; es lo que opinan algunos maestros. Para Vatsyayana, el que cumple lo que le interesa a la prostituta, una vez que lo ha hecho, se considera satisfecho; el hombre generoso, por el contrario, no se fija en el pasado. En este caso la preferencia se basa en las perspectivas de futuro
Siguiendo la opinión de algunos maestros, entre un hombre agradecido y otro generoso evidentemente hay que privilegiar al segundo. El generoso, sin embargo, aunque haya sido durante mucho tiempo el preferido, si descubre una simple ofensa o que otra cortesana se le muestra hostil por equivocación, no tiene en cuenta los anteriores servicios de esa mujer; pues los hombres generosos son, por regla general, muy dignos, honestos y demasiado atentos. El individuo agradecido, por el contrario, que tiene en cuenta los servicios que se le han prestado, no se desanamora de un plumazo, y, dado que se ha sometido su carácter a una prueba, no le importa que alguien se muestra hostil sin motivo; es la opinión de Vatsyayana. También en este caso, la preferencia debe establecerse basándose en las perspectivas futuras
Para algunos maestros, entre la palabra de un amigo y la ganancia en dinero, es obvio que se escoja lo último. Vatsyayana considera, en cambio, que la ganancia siempre está a su alcance, mientras que un amigo se puede enfadar, cuando no se respeta su palabra. En este caso hay que inclinar la balanza basándose en lo que parece más precario. Y en esas circunstancias la mujer puede acallar a su amigo mostrándole los motivos y asegurándole que lo que él desea puede tener lugar al día siguiente, y así conseguir un dinero que en caso contrario se le escaparía
Entre ganar a impedir perder hay que preferir, con toda claridad, lo primero, afirman algunos maestros. Pero las ganancias tienen proporciones limitadas, mientras que las pérdidas, una vez puestas en movimiento, no se sabe a dónde van a acabar; es la opinión de Vatsyayana. En un caso de este tipo la decisión depende de la importancia relativa. Basándose en el mismo principio, en relación con una ganancia dudosa es preferible evitar un perjuicio
Los ganancias extraordinarias de las cortesanas de rango superior sirven para levantar templos y cuidar lagos y jardines, construir presas y capillas para el Fuego sagrado, regalar un buen número de vacas a los brahmanes a través de dignos intermediarios y promover ceremonias y ofrendas a los dioses, o para conseguir el dinero que se necesita para estos gastos
Las prostitutas [más distinguidas] que viven de su belleza destinen lo que excede de sus ganancias para cubrirse de joyas, construirse una casa suntuosa y amueblarla espléndidamente con muebles de gran valor y con servidumbre
Los ingresos extraordinarios de las [mejores entre las llamadas] "aguadoras" deben servir para llevar siempre vestidos blancos, saciarse de comida y bebida, que no les falten nunca perfumes y betel, y para conseguir adornos dorados
Basándonos en algunos maestros, es posible conocer cómo hay que emplear los ingresos excesivos de todas, incluidos los de las prostitutas de categoría media o baja. Para Vatsyayana, ésta no puede ser una regla, ya que las ganancias son inciertas según el lugar, tiempo, riquezas, capacidades, pasión y usos de la gente
La prostituta puede aceptar una pequeña compensación si desea mantener alejado al cliente de otra, o quiere robarle un amante fiel, o incluso si pretende privar de las ganancias a su rival. O, cuando considera que, estableciendo una relación con aquel cliente, conseguirá una buena posición, mayor bienestar, perspectivas de futuro y muchas visitas; en caso de que quiera inducirlo a que le ayude a impedir una pérdoda, o si piensa ultrajar a otro hombre, apasionado, aparentando una cortesía que tuvo con ella como si nunca lo hubiera hecho; o simplemente por deseo de amor, con buena disposición de ánimo. No debe aceptar una compensación modesta, cuando se dirije a un hombre para asegurar una oportunidad o evitar un perjuicio
Busque una ganancia inmediata del cliente, si proyecta abandonarlo y reconciliarse con otro; si considera que está a punto de dejarla, o de volver con su mujer; o si lo retiene en vísperas de superar un momento difícil. Incluso, cuando piensa que va a llegar el superior que lo dirige, o sea, el amo o el padre; o si considera que está a un paso de perder su posición, o es un inconstante
Si existen estas perspectivas futuras: el hombre recibirá un favor prometido por el soberano, o conseguirá un cargo o un buen puesto; está muy cerca de conseguir recursos estables, pronto llegará su barco [cargado de mercancías], va a recoger su cosecha; lo que se hace por él no cae en saco roto, o mantiene siempre las promesas; en estos casos, la prostituta ponga la mirada en él y le haga de mujer”
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