Marcos Mundstock: Mastropiero era un apasionado de la investigación histórica. Se pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa de Quintanilla cuyos volúmenes le apasionaban (La gente ríe porque el chiste está en que así como le pudo gustar a Mastropiero los libros, también le pudo gustar el volumen corporal de la marquesa, y conociendo lo pícaro que era, seguro es más factible lo segundo). Así supo Mastropiero, precisamente allí, en la biblioteca, (aclaración para que sepamos que no fue en el cuerpo de la marquesa, conociendo a Mastropiero) de la existencia de un enigmático personaje del siglo XV, El Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, hijo de Juana Díaz y Domingo de Carreras (la gente ríe porque los domingos es común en varios países que haya carreras, en algunos de coches, en otros de caballos). Al principio de su investigación Mastropiero supuso que Don Rodrigo pertenecía a la misma familia Díaz que las célebres cortesanas Angustias y Dolores Díaz (escuchamos a una mujer reír, y es que ya de por sí, llamarse Angustias o Dolores y apellidarse Díaz, da para echar chiste), pero luego cotejando ciertas fechas comprobó que Angustias y Dolores no provenían de esos días (Y aquí, el resto del público capta lo que la mujer que escuchamos reír ya veía venir, que son días de dolores y angustias. Marcos hace como que no entiende, agradece y luego revisa el texto y por fin lo entiende el juego de palabras). Está bien...
Mastropiero ya estaba por abandonar la investigación cuando encontró en la biblioteca de la marquesa el viejo manuscrito de un anónimo poema épico redactado sobre la base del diario de viaje del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras. Según este poema, Don Rodrigo había arribado a las costas del Río de la Plata en 1491, o sea, un año antes del descubrimiento oficial de América (se escuchan risas, quizá les dio risa a algunos por el juego con las fechas oficiales, por el hecho de que atravesó medio planeta para llegar a la actual Argentina, lo cual ya es cómico pues es más fácil llegar cualquier parte que a Argentina desde España, y quizá otros captaron por qué se llama Adelantado). Este hecho por fin explicaba su título de adelantado (por si quedaba duda o por si se estaban guardando el chiste, ahora sí el público entiende y se ríe). El poema describía además su heroico periplo hacia el norte del nuevo continente a lo largo de muchos años, culminando su gloriosa gesta en la isla de Puerto Rico. Impresionado por el hallazgo del poema, Mastropiero la usó como texto para una de sus obras más célebres con la que Les Luthiers finalizan su concierto de esta noche: "Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto y de cómo se desenvolvió" (gente ríe precisamente por lo que comenté al hablar sobre el título de la obra). La obra se inicia con el arribo de Don Rodrigo a lo que luego se denominaría el Río de la Plata.
(Como los músicos están sin luz, Daniel no se da cuenta y toca los tambores al aire, eso hace que la gente ría. Otra cosa que hace muy entretenida a esta obra es la actuación de Ernesto como Don Rodrigo)
Marcos Mundstock: Culmina Rodrigo dura travesía. Se acerca a la costa su fiel carabela después de seis meses de brava porfía. Desciende orgulloso y con galanura, ya clava su espada en la tierra soñada, la tierra del oro y de la aventura ("Rodrigo" sufre para sacar su espada que clavó en la tierra del oro y de la aventura)
Ernesto Acher: Llegamos a tierra firme, con nativos pronto dimos.
Coro: ¡Nos descubrieron!, ¡por fin nos descubrieron! (La gente ríe, pues es gracioso, así es la historia oficial, como si los nativos estuvieran esperando ser descubiertos. También me gustó el efecto que cuando fueron "descubiertos", la luz los fue iluminando poco a poco)
Ernesto Acher: Y en convite conocimos sus tolderías. (toldería es una vivienda rústica de los indígenas, que precisamente, es un conjunto de toldos)
Coro: Pasen y vean que lindas tolderías. (Esto es de por sí tierno y además gracioso)
Ernesto Acher: Al conocer sus tesoros despertó mi idea fija y al final cambiamos oro por baratijas...
Marcos Mundstock: Oro por baratijas. ¡Que abuso! ¡Qué trueque tan desigual! ("Rodrigo" hace ademán de que bueno, ni modo, así fue) Después del canje Don Rodrigo guardó en un cofre todo lo que había obtenido. Montañas de baratijas. (Al escuchar al narrador, "Rodrigo" cae en cuenta de lo que pasó y reclama)
Ernesto Acher: Tramposos, aprovechadores, devolved el oro...
Coro: ¡Minga!, ¡minga! (La minga es una reunión para alcanzar un fin común, palabra y recurso propio de los indígenas que, por las situación actual en la que viven, para los criollos significa resistencia o protesta)
Ernesto Acher: Rescatemos nuestro oro, mis valientes. Con coraje, con la espada... (otra vez se le atora la espada a "Rodrigo"; pero ahora en su funda, así que procede a pelear, precisamente...) con los dientes. ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!
Coro: Uhhhhhhhh!!!! (Ante este grito, "Rodrigo" se tambalea sobre su eje, sin moverse; pero se mantiene en compostura y con equilibrio)
Marcos Mundstock: ¡Firme ante el enemigo! ¡Firme, con valor, firme Don Rodrigo! Y Don Rodrigo...firmó la rendición! (Bueno, logro el "firme", aunque de otro verbo. "Rodrigo" se desilusiona de lo que dice el narrador y hace como si tratara de negociar) Echa a andar Don Rodrigo tras mejor estrella leguas y más leguas hacia el rumbo norte. Le siguen sus huestes en la heroica huella a través de montes, de valles, de sierras... mas destino esquivo. Encuentra nativos que al cantar auguran sus hores de guerra.
Coro:
Somos come-chingones muy renombrados.
Joyas, collares, mantas vendemos en el mercado.
Y a los que no nos compran nos los comemos asados. (La canción es graciosa; pero no detecto de qué pueblo harían referencia. Quizá es inventado o bien, si alguien sabe, le agradecería que me apoyara con la referencia)
Ernesto Acher: No conseguiréis asustarme tras tan larga travesía. He venido a conquistarles, y a vender artesanía (y cómo no si está en quiebra al perder todo el oro). ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!
Coro: Uhhhhhhhh!!!!
Ernesto Acher: Sí me muevo. ("Rodrigo" empieza a moverse como ave, en referencia a que huye cual gallina. Claro, Daniel se le queda viendo raro todo el tiempo)
Marcos Mundstock: Y huye Don Rodrigo otra vez al norte. Triste, sin su tropa huye solitario. Descarga del hombro su pesado cofre y haciendo un alto anotó en su diario:
Ernesto Acher: Ayer dimos con un grupo de nativos y fuimos atacados... con todo éxito (Este remate es muy divertido). He debido proseguir solo esta marcha pues los nativos prefirieron quedarse a comer con los soldados... (el narrado dice que no con la cabeza y los músicos "los nativos" se quedan viendo raro a "Rodrigo") digo a los soldados (el narrador dice que sí con la cabeza y la gente ríe por el remate tan jocoso)
Marcos Mundstock: Y en varias jornadas de marcha muy dura llega a una meseta de increíble altura.
Ernesto Acher: Llegué a tierras altiplanas arrastrando con porfía mi cofre de artesanías, magra fortuna. Allí encontré indios buenos que al ver mi traza ruinosa me cantaron una hermosa canción de puna... (puna es un altiplano próximo a la cordillera de los Andes, es un término de lengua quechua, por lo que posiblemente "Rodrigo" estaba en alguna zona entre Bolivia y Argentina para entrar a Perú)
Coro:
Duérmase, Don Rodrigo duérmase
Cierre sus ojitos, no los deje abiertos
Que si no se duerme se va a quedar despierto (Jejeje, muy lógico y gracioso. "Rodrigo" ya se había quedado dormido cuando llega la parte sonora de la canción)
¡Duérmase, duérmase! ¡Duerma Don Rodrigo!
¡Duérmase, duérmase! Vamos, duérmase.
¡Duérmase, duérmase de una vez!
(Sin éxito "Rodrigo" pide que se callen, y queda ahora todo atolondrado por la falta de sueño; pero podemos notar que algo platican entre Ernesto y Marcos, algunos creen que están confirmando qué sigue por decir, ya que se asegura que Ernesto tenía excelente memoria)
Marcos Mundstock: Diez horas duró este arrullo puneño. Rodrigo agotado por tal cortesía (y seguro el sueño) prosigue su viaje en busca del sueño... ("Rodrigo" empieza a bostezar) El sueño de gloria
Ernesto: ¡Disculpe!
Marcos: El sueño de gloria que alienta sus días: Descubrir poblados, conquistar reinados... y vender si puede las artesanías.
Ernesto Acher: Con mis fuerzas casi extintas a vasto imperio llegué. Puse pie en tierra de incas, o sea, hice hincapié. (Haciendo juego de palabras, la gente lo captó de inmediato y ríe, por fin ha llegado a Perú)
Marcos Mundstock: Y llega Rodrigo en día de fiesta. Ve galas, pendones, banderas, y cintas. Y una muchedumbre que hasta pavor da que colma el camino real de los incas que los nativos llamaban Avenida ...de los de acá. (Existen en varias partes de América del Sur avenidas que se llaman Avenida de los Incas)
Ernesto Acher: Y vide (en el texto de la página de fanáticos ponen "vi de", pero "vide" es una expresión latina que significa "véase") pompa (alarde) y boato (lujo) como no vi en cortes nuestras. Sacerdotes, oficiantes, nobles, jefes, consejeros, y vide (otra vez, los fanáticos pusieron "vi de") tres mil guerreros que de poder daban muestras. Esclavos y servidores.. y como diez mil extras. (Esto de los extras es un remate muy gracioso, como si fuera una filmación de película épica, aunque podemos decir que también los acarreados a eventos políticos son extras)
Coro: Somos los incas
(La siguiente canción es un lujo de juego de palabras que vale la pena poner detalle a lo que hacen con la palabra "inca" y las palabras que empiezan con "inca")
Carlos Núñez Cortés:
Somos los incas un pueblo incansable
Nuestras riquezas son incalculables
Abominamos de incautos e incapaces
Pero nuestras canciones son todas incantables
Marcos Mundstock: La gala imponente del fastuo aborigen recuerda a Rodrigo su sino (destino) glorioso, el noble designio que al viaje dio origen. Y encarando al inca anuncia gozoso:
Ernesto Acher: ¡Artesanías, vasijas de barro, ponchos, mates, boleadores, todo a mitad de precio debería usted comprar...! (Sin dinero, sin ejército, cansado, sin dormir, ¿qué más le quedaba?)
Marcos Mundstock: Rodrigo es prendido por doce nativos mas lucha, se zafa y proclama altivo:
Ernesto Acher: ¡Deteneos, ignorantes, atrasados! Desde hoy quedáis todos conquistados (una vez más, haciendo burla de la versión oficial de la historia, y "los nativos", obvio, se ríen). ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!
Coro: Uhhhhhhhh!!!!
Marcos Mundstock: Quinientas leguas al norte ("Rodrigo" hace ademanes de que debió mantenerse callado) Rodrigo un tanto agitado, triste nota que los incas del cofre se han inca-utado (Marcos resalta el juego de palabras que en las estrofas que recitó Carlos fueron menos obvias). El cofre que fue en la huída olvidado, descuidado, digamos que fue en verdad tontamente abandonado...
Ernesto Acher: ¡Hombre habrase visto tamaña insolencia, tamaña desvergüenza!
Marcos Mundstock: Rodrigo vehemente injuria a los incas pues le han privado de sus propiedades.
Ernesto Acher: No hablo de los incas, me refiero a algunos que gozan contando mis intimidades y encima me insultan.
Marcos Mundstock: Pues no, yo no he sido.
Ernesto Acher: Sí, sí, yo le he oído. Usted dijo tonto...
Marcos Mundstock: ¡Dije tontamente!
Ernesto Acher: Bueno, parecido
Marcos Mundstock: Parecido no es lo mismo, caballero.
Ernesto Acher: Es que usted está diciendo falsedades.
Marcos Mundstock: Usted exagera.
Ernesto Acher: ¡Reclamo mis fueros!
Marcos Mundstock: ¡Me atengo a la historia!
Ernesto Acher: ¡Mentiras!
Marcos Mundstock: ¡Verdades! Y yo no discuto con aventureros.
Ernesto Acher: Y yo no discuto con aficionades.
Marcos Mundstock: Dirá usted aficionados.
Ernesto Acher: La rima es lo que me inspira. Yo he dicho aficionades en lugar de aficionados porque usted dijo verdades.
Marcos Mundstock: ¡Con que yo dije verdades! ¡Luego usted dijo mentiras!
Ernesto Acher: ¡Terco y duro como una pared!
Marcos Mundstock: ¿Y eso con qué rima?
Ernesto Acher: ¡Con usted, hombre, con usted! (Este hiato que se da entre "el narrador" y "Rodrigo" es de verdad ingenioso y gracioso. Tanto por el juego de palabras, como el juego con la lógica de las frases. Rimar verdades con una palabra inexistente como aficionades. El que si no se dicen verdades se dicen mentiras, que si en realidad el narrador decía verdades significa que Rodrigo hizo cosas tontamente y por lo tanto no es insulto sino un hecho. El hecho de usar una rima para atacar al narrador. Mucho trabajo para poder sacar esta parte tan maravillosa e intelectualmente deliciosa)
Daniel Rabinovich: ¡Haya paz! ¡Haya paz! Don Rodrigo, relator, que la calma no se pierda, que si seguís discutiendo os vais a ir a la... ¡Haya paz! (Daniel corta la frase porque el resto del coro lo interrumpe, ya que, bueno, iba a terminar con cualquier palabra malsonante que rime con "pierda", como por ejemplo, mierda. A veces un chiste es más gracioso si dejan al público completar la frase con lo que tenga en mente, y dejan el espectáculo más limpio y familiar)
Marcos Mundstock: Quinientas leguas al norte, prosigo, en un bosque encuentra nativos Rodrigo que bailan y cantan con dulces sonidos.
Coro: Conozca nuestra cumbia que es el baile nacional
Visite usted Colombia y su ciudad capital: Bogotá. (Sarcasmo prendido. Sospecho que llegó a Colombia, según pude investigar, quizá esté en la actual Bogotá. Sarcasmo apagado)
Ernesto Acher: Colombia, Colombia, Colón... ¿Es que ya ha pasado por aquí Don Cristóbal? Pues nada, de aquí en adelante este país se llamará... ¡Rodrigombia! Decidme nativos, ¿do están los tesoros?, ¿do están las minas de plata y de oro? (El uso de "do" como apócope de "donde" es un recurso muy usado en el verso español de la época medieval tardía y renacimiento)
Todos: ¡No tenemos!
Ernesto Acher: ¿Tenéis por aquí piedrecillas brillantes, zafiros, rubíes, topacios, diamantes?
Todos:¡No, no, no!
Ernesto Acher: ¿Estaño, antimonio, cobre o manganeso?
Todos: ¡Nada de eso!
Ernesto Acher: ¿Carbón, piedra pómez?
Todos: ¡Nones!
Ernesto Acher: ¿Botellas vacías?
Todos: ¡No!
Ernesto Acher: ¿Ropa usada?
Todos: ¡No!
Ernesto Acher: ¿Pero es que no tenéis nada?
Todos: ¡Tenemos un buen café, aromático y sabroso, café de Rodrigombia! (Sobre este chiste maravilloso tengo varias cosas qué decir. Según Kenji Yokoi Rodrigombia es riquísima en recursos; pero nadie la conoce por eso, sino solo por su café, y tristemente, en tiempos más modernos, por su droga. La forma en que van rimando los recursos con las respuestas es muy ingeniosa, y el cómo "Rodrigo", desesperado, recurre a un grito de comprador ambulante "Botellas vacías, ropa usada que venda", que fue muy típico de la época escucharlos pregonar por la calle, nos hace ver su situación desesperada. También, al final, el coro rinde homenaje a la forma de hablar de los rodrigombianos al prononunciar "tenemos" como "tenemoj", ya que es una forma muy propia de hablar sobre todo en zonas con costa al Atlántico, no solo de Rodrigombia, parece general. Y por supuesto, que le hayan hecho caso a "Rodrigo" y llamarse ellos mismos "Rodrigombia" en lugar de "Colombia", fue un detalle muy divertido y que demuestra que los habitantes le dieron por su lado al considerarlo un loquito)
Ernesto: Imagínate tú que yo me había venido en tamaño viaje así (muestra con las manos algo enorma) para tomarme un café
Lástima que no entiendo lo que dice Marcos; pero parece indicar que él dice lo mismo pero con tamaños opuestos, es decir, venir en un viaje así (chiquito) para tomarse tamaño (grandote). Quizá albureó, quizá no, si alguien tiene en claro qué dice lo agradeceré que lo comente
Marcos Mundstock: Al ver Don Rodrigo que nada consigue, con rumbo nordeste su viaje prosigue.
Ernesto Acher: Al llegar cerca del mar rogué que no se extinguieran mis fuerzas que entonces eran por demás flacas. Me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar y en aquel hermoso lar fundé ¡Caracas! Fundé Caracas y acerté a fundarla en tan hermoso valle...
Marcos Mundstock: Fundó Caracas, dice.
Ernesto Acher: En tan hermoso valle... ("El narrador" arremeda a "Rodrigo")
Marcos Mundstock: Acerté a fundarla... Acertó a fundarla. Y tanto acertó que la fundó en pleno centro de Caracas que ya estaba fundada y él no la vio...
Ernesto Acher: Y bueno, hombre, con el apuro...
Marcos Mundstock: Los guardias, perplejos y algunos paseantes intentan prenderlo y en cárcel ponerlo. Rodrigo protesta fiero, desafiante...
Ernesto Acher: ("Rodrigo" desenfunda la espada cortándose la mano) Ahhhhhhhh!!!!!!! Mi honra está en juego y de aquí no me muevo...
Daniel Rabinovich: Por ante este tribunal (se escucha que alguien ríe por otra vez fallar "Rodrigo" en mantenerse firme) se condena a Don Rodrigo Díaz de Carreras a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico por los delitos de portación de armas y fundación ilícita. (Porque ya estaba fundada Caracas) Archívese... lo... bien... a él. (Aquí el juego de palabras viene porque por lo general se archivan los expedientes; pero Daniel indica que se archive a "Rodrigo")
Ernesto Acher: Estando el barco al llegar a donde cumplir mi pena de esclavos oigo un cantar que a negro destino suena: (Bueno, esclavos negros, destino negro)
Daniel Rabinovich:
Chabaia nenge nimón
Solangangaina eimo
Sabania nengue nengueión
Sanga iobai oengo
Chabaia nengue nimón
Solangangaina eimo
Sabania nengue nengueión
Sanga iobai oengo
(Podemos ver que a Ernesto casi se le sale la risa)
Samanga lenguelengón
Sabango engo
Samanga lenguenguelón
Samanga lenguelón
Samanga len, golem
Maia senguelá
Achicoria (Aquí vuelve a querer reírse Ernesto, incluso Marcos tambien trata de aguantar la risa. A partir de aquí Daniel jugará con los sonidos del español que encajen con el ritmo que lleva. En el caso de "achicoria" es un guiño a Celia Cruz y su "Azúcar", pues la achicoria es un condimento amargo en contraposición del dulce azúcar)
Aie
Sabai metengá
Sabai guana, guana (creo que en alguna parte dice guana, mari, guana guana)
Guana qué tal?
Aiamete, aie ie
Achicoria!
Aiamete queme baiana me
Obá, obaiasa
Temé tevá, obaiasa
Temé tepó, obaiasa
Achicoria
(En algunas tomas podemos ver que Ernesto y Marcos se están riendo por las cosas que dice Daniel)
Aiá yo
Acá tú
Aiá tú, acá yo
Aiá yo y tú
Acá achicoria (acá la amargura)
¡Sapa talaca salapalacatá!
¡Sapa talaca salapalacató!
¡Achicoria!
¡Ay ay ay ay ay ay!
¡Uay ay ay ay ay! (Quizá este verso no sea un cántico, sino dolor por haber aporreado tan fuerte el tambor)
Acatócoyo, acatócoyo, acatócoyo (le quitan el tambor)
Acatocábayo... (tocaba yo, ya no toco, ya me quitaron el tambor)
(No entiendo lo que dice Ernesto antes de empezar su recitación)
Ernesto Acher: Mas ni bien no llegué a tierra firme fui de pronto conmovido por los ojos renegridos de una morena. Y revivieron mis sueños de viejo conquistador, sed de guerra... del amor que el alma llena... Ya vendrá otra gente a conquistar las Indias, yo me quedo aquí a conquistar... ¡Mi negra!
Coro:
No hay en la vida nada como mi negra
Nada, nadita, nada... como mi negra
No hay en la vida nada como mi negra
Nada, nadita, nada... como mi negra
¡A ver ese piano!
¡Sabor chico, sabor!
¡Sabor chico, sabor chico! (Daniel le contesta sabor chico, porque entiende que el sabor debe ser chico, no que le dicen a un chico que toque con sabor. Daniel contestará a Ernesto y sabemos que esto solo puede acabar en un chiste)
¡Lleva, lleva caballero!
¡Lleva, lleva caballo... Caballero!
¡Yo siempre voy!
¡A cantar, a cantar!
¡Sí moreno!
¡A bailar, a bailar!
¡Si papacito!
¡A gozar, a gozar!
¡Azuquita!
¡Achicoria! (chiste que aquí está)
Hoy la brisa está tan suave
Como mi negra
Que los juncos se bambolean
Como mi negra
Y la música es tan bonita
Como mi negra
Es tocada por todo el mundo
Como mi ne.. (¿cómo que todo el mundo te toca a tu negra? Ahí el chiste)
¡No hay en la vida nada como mi negra!
Nada, nadita, nada como mi negra
Ernesto Acher: Y aquí se acaba la historia de Don Rodrigo ¡y el show, chico!
Coro:
Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba,
Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba,
Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba,
Se acaba, ¡Se acabó!