Literatura y filosofía

Hipótesis de Sapir-Whorf

Mi tesis para la maestría iba a tratar sobre si el idioma afecta nuestra cosmovisión. Es un trabajo muy arduo y complicado, por lo que creo que la tesis iba a quedar bien rechoncha. Este tema iba a incluir la hipótesis de Sapir-Whorf, que resumo aquí muy levemente, nada más una embarradita

Esta hipótesis trata de averiguar hasta qué punto un determinado idioma, con sus estructuras gramaticales y su léxico, determina la visión del mundo que tiene la correspondiente comunidad lingüística

Existen dos versiones>>

Fuerte>> La lengua determina el pensamiento y las categorías lingüísticas limitan y determinan las categorías cognitivas. Esta postura se conoce como determinismo lingüístico (Básicamente más que una herramienta, el lenguaje es un molde limitante del que no puede salir la mente)

Laxa o débil>> Las categorías lingüísticas tan solo influyen en el pensamiento y las decisiones (El lenguaje es una herramienta más, no una caja imposible de romper)

La hipótesis está compuesta por tres ideas principales:

1-> Las lenguas muestran grandes diferencias con respecto al significado de las palabras y la sintaxis, un supuesto confirmado por todo tipo de estudios

2-> En segundo lugar, la semántica puede afectar al modo en que los hablantes perciben y conceptualizan el mundo

3-> Por último, como la lengua afecta al pensamiento, los hablantes de distintos idiomas piensan distinto (Todo ser pensante piensa a su modo, lo que quiere ver este estudio es si se logra tener un patrón común en base al lenguaje)

Se ha podido comprobar que los bebés, chimpancés e incluso las palomas son capaces de categorizar y agrupar categorías de objetos en conceptos, a pesar de carecer de lenguaje humano. Desde hace tiempo se sabe que la memoria y la percepción psicológica se ven afectadas o influidas por la disponibilidad de las palabras y de las expresiones apropiadas, por ejemplo, sustantivos de colores. Ciertos experimentos han mostrado que las memorias visuales de las personas tienden a distorsionarse con el tiempo, de modo que los recuerdos visuales terminan pareciéndose cada vez más a las categorías lingüísticas comúnmente usadas por dichas personas (Algo así como el mundo de las ideas, donde los accidentes no importan sino la esencia de las cosas)

John Lucy, quien ha conducido estudios comparativos con hablantes nativos de inglés y de maya yucateco, en los que mostró que los que tenían el inglés como lengua materna tendían a seleccionar los objetos por su forma, mientras que los hablantes de yucateco solían preferir el material de que estaban hechos. Así, por ejemplo, si se les pedía que eligieran un objeto parecido a una caja de cartón, los hablantes de inglés seleccionarían cajas, aunque fueran de plástico, mientras que los de yucateco elegían objetos de cartón aunque no tuvieran forma de caja. Lucy atribuyó esta diferencia en la conceptualización de objetos a la presencia, en yucateco, de unos clasificadores que deben acompañar el sustantivo siempre que éste se presente detrás de un numeral; estos clasificadores son los que indican lingüísticamente la forma de los objetos, por lo que para los hablantes de yucateco el aspecto más importante de los sustantivos no sería la forma, sino más bien la materia

Dan Slobin también ha llevado a cabo varios experimentos en los que estudia los efectos de la gramática a la hora de conceptualizar; en concreto, defendió que dos lenguas diferentes pueden dar lugar a dos narrativas inconmensurables de un mismo evento. Su estudio versó sobre la forma en que hablantes nativos de inglés, turco y español, divididos por rangos de edad, narraban una misma sucesión de imágenes. De acuerdo con sus conclusiones, había una correlación entre la lengua hablada y aquellos aspectos de la escena que los participantes narraban; así, por ejemplo, los hablantes nativos de español tendían a destacar más el tiempo en que la acción transcurría, los hablantes de inglés solían destacar en qué dirección espacial se orientaba lo que sucedía, mientras que los hablantes de turco destacaban qué protagonistas de la escena habían contemplado lo que ocurría

Alfred Bloom también ha trabajado en el tema de las diversas narrativas, trabajando sobre el chino mandarín. Bloom condujo un experimento donde mostró a unos hablantes nativos de inglés un texto que contenía construcciones en subjuntivo, mientras mostraba a unos hablantes nativos de chino una traducción literal del mismo a su lengua, en la que esta construcción gramatical es inexistente. El resultado fue que, cuando se preguntó a los participantes si los acontecimientos narrados en el texto habían o no sucedido, los hablantes de chino fallaron en un porcentaje mucho mayor que los de inglés; la conclusión era, pues, que resulta imposible traducir literalmente de una lengua a otra, y esto debe ser debido a que cada una de ellas conceptualiza la realidad de una manera diferente. Una posible prueba del error de Sapir-Whorf sería el hecho de que los traductores son capaces de traducir lo que se dice en una lengua a otra. No se podría hablar por lo tanto de que el lenguaje determinase la forma en que pensamos, sería más exacto y correcto decir que influye en el pensamiento.

Los experimentos de Bloom sobre el subjuntivo han sido cuestionados por Terry Kit-Fong Au, quien dirigió una serie de experimentos similares a los conducidos por Bloom; según mostró, el problema de los experimentos de este último fue el hecho de que la traducción al chino que había realizado resultaba confusa por ser demasiado literal, y una vez la traducción fue adaptada a un chino más común, las diferencias que había entre los hablantes de ambas lenguas desaparecieron

Lera Boroditsky también ha trabajado en estudios comparativos entre el inglés y el chino mandarín, y ha mostrado que los hablantes de cada una de estas concibe el tiempo de una manera distinta: mientras que el inglés asocia el transcurso del tiempo con un movimiento horizontal, el chino lo asocia a uno vertical. Ahora bien, esta autora también ha defendido la posibilidad de que los hablantes de una lengua aprendan a conceptualizar del mismo modo que los de la otra sin necesidad de aprender la otra lengua

Hoy en día esta hipótesis está desacreditada en su forma fuerte. Los ejemplos en los que se basaron Sapir y Whorf son irreales. Por ejemplo, ellos decían que los amerindios zuñi no tenían vocablo diferente para el «amarillo» y el «naranja» y que eso tendría que condicionar su modo de pensar. La verdad es que no tienen esos vocablos, pero diferencian perfectamente lo amarillo de lo naranja. Lo que ocurre es que en su modo de vida la diferencia es irrelevante

La conclusión a la que llegó mi tesis es la misma>> El lenguaje es una herramienta de conceptualización, no una esfera limitante imposible de romper. Entre más lenguajes dominemos, más herramientas tendremos para comprender y tener más empatía a otros puntos de vista y así, también, ampliamos nuestra cosmovisión

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