Literatura y filosofía

Viaje al Oeste (18/20)

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IMPORTANTE: El fin de mis notas es sacar la filosofía de la obra, aunque también veremos que anoté cosas que me parecieron graciosas o interesantes para divagar aparte

CAPÍTULO 92

"(...) Quien mucho abusa de las ceremonias "(...) corre el peligro de no parecer sincero"

"(...) "bien y el mal se tocan""

CAPÍTULO 93

"Siempre ha de buscarse el debilitamiento de la memoria. Quien echa ese principio en el olvido termina abandonándose al error. ¿Por qué establece la mente diferencias entre las tres imágenes? Sólo el que consigue almacenar méritos es capaz de regresar al mar primigenio. Todo aquel que haya decidido transformarse en un buda o en un inmortal debe poner cuanto esté de su parte para mantenerse puro y limpio y alejar de sí toda inmundicia. No existe otro camino que conduzca a las Regiones Superiores"

"(...) "Quien se desposa con un pollo sigue los pasos de un pollo y la que lo hace con un perro se convierte en seguidora de un perro""

"Con el fin de no dejar escapar 3 el gran elixir es preciso conservar intactos los tres principios vitales 4. No se puede construir el palacio de la ascesis sobre una relación marcada por el odio. El auténtico sabio debe entregarse a las enseñanzas del Tao y a la práctica de la virtud. Sólo entonces podrá gozar plenamente de las bendiciones del Cielo. Para que la iluminación se apodere por completo de un ser, es necesario mantener bajo control los seis sentidos 5. El único camino de alcanzar la perfección es renunciando a los sentimientos y a la mente. Quien desee alcanzar la trascendencia debe vaciarse de todo cuanto es."

Nota 3
En un sentido budista la expresión «wu-lou» significa la superación de la corriente pasional y la consiguiente liberación de la secuencia transmigratoria. En un sentido taoísta, no obstante, alude a la necesidad de la conservación en el interior del cuerpo de todas sus energías, o «chi».

Nota 4
En conexión con la nota anterior, «san-cüan», o tres principios, enfatiza la conservación del esperma, o «ching», la respiración, o «chi», y el espíritu, o «shen», dentro del propio cuerpo.

Nota 5
Los seis sentidos se refieren, en realidad, a las percepciones sensoriales captadas por los oídos, los ojos, la nariz, la boca, la lengua y el cuerpo en general

CAPÍTULO 94

En este capítulo, Wu-Kung, Wu-Neng y Wu-Ching relatan con más claridad sus historias (Páginas 1202-1204 de la versión digital que tengo)

Wu-Kung:
" - Yo, señor, soy originario de la Caverna de la Cortina de Agua, que se halla enclavada en la Montaña de las Flores y Frutos, en el reino de Ao - Lai del continente oriental de Purvavideha. Mis padres fueron el Cielo y la Tierra, surgiendo directamente de una piedra que se partió. Pronto dominé los medios de expresión humanos, adquiriendo un profundo conocimiento de los principios del Tao, que me permitió establecerme con los míos en la venturosa caverna que fue testigo de mis primeros días. Me sentía tan seguro, que convertí en deudos a los dragones que pueblan los océanos y capturé a infinidad de bestias que moraban en las montañas. No contento con eso, borré los nombres de todos mis súbditos de los registros de la muerte y los incluí en los archivos de la vida sin fin. Mi fama alcanzó tales límites, que el Emperador de Jade me otorgó el título de Gran Sabio, Sosia del Cielo, permitiéndome morar en su palacio y hurgar a placer entre los tesoros celestes. De esa forma, me uní a las legiones de los inmortales y pasé un día tras otro cantando y gozando de todos los placeres. En aquel mundo de sabios la vida transcurría de fiesta en fiesta, pero cometí la locura de impedir la celebración de la Fiesta de los Melocotones y sumí a los Cielos en una confusión como jamás se había conocido hasta entonces. Sólo Buda fue capaz de poner freno a mis desmanes, encerrándome en la misma raíz de la Montaña de las Cinco Fases, donde maté el hambre con trozos de hierro y ahogué la sed con zumo de cobre. Durante quinientos años no probé ni un grano de arroz ni una gota de té. Afortunadamente, mi maestro partió de las Tierras del Este en dirección al Paraíso Occidental y la Bodhisattva Kwang-Ing tuvo a bien liberarme de aquel tormento que el Cielo me había impuesto. Me convertí, así, en un aprendiz de los principios del Zen y comencé a ser conocido como el Peregrino, aunque me llamo Wu-Kung."

Wu-Neng:
" - En mi anterior reencarnación - explicó Ba-Chie, estirando el hocico para dar muestras de su incuestionable poder - sólo me preocupé de los placeres y de la buena vida, llevando una existencia desordenada, que terminó sumiéndome en la confusión más absoluta. Nunca me preocupé por conocer la altura de los Cielos o el grosor de la Tierra, ni sentí curiosidad por apreciar la respiración benefactora del cosmos. Cuando más despreocupada y alocada era mi vida, tuve la buena fortuna de encontrarme con un inmortal, que, con media frase, me arrancó de la red de la retribución y, con dos o tres palabras, consiguió liberarme de los palacios de la desgracia. Cayendo inmediatamente en la cuenta del grave error que estaba cometiendo, me convertí en discípulo suyo y me dediqué con empeño al cultivo de los dos ochos 2 y a la meditación de los hexagramas del tres veces tres 3. En cuanto logré dominar tan profundos principios, ascendí a los Cielos, siendo nombrado, por pura liberalidad del Emperador de Jade, Mariscal de los Juncales Celestes, encargado de las fuerzas navales que recorren sin cesar las aguas de lo alto. Eso me permitió llegar hasta los lugares más recónditos del cosmos. Desgraciadamente, durante la celebración de la Fiesta de los Melocotones, tuve la mala fortuna de emborracharme y cometí la terrible imprudencia de importunar a la mismísima Chang - Er. Eso me valió la destitución inmediata y el exilio a este mundo de sombras. Se produjo, sin embargo, un terrible error en la rueda de las transmigraciones y nací con la forma de un cerdo en el Monte Fu-Ling, donde cometí toda serie de tropelías, hasta que la Bodhisattva Kwang-Ing me ganó para la causa de la virtud. Tras abrazar la fe budista, me comprometí a prestar protección al monje Tang en su largo peregrinar hacia el Paraíso Occidental en busca de las escrituras sagradas. Aunque mi auténtico nombre es Wu-Neng, soy conocido también como Ba-Chie."

Wu-Ching:
" - Este humilde servidor vuestro - contestó el Bonzo Sha, juntando las manos - no era más que un simple mortal. El temor a la rueda del karma me hizo buscar el Tao. Me entregué a esa empresa con tanta dedicación, que, como las nubes, recorrí hasta el último rincón de los mares y puse mis inmundos pies en los límites del Cielo. Vestido de harapos, llevaba siempre conmigo una escudilla para pedir limosnas, aprendiendo a dominar la mente y a concentrar mis fuerzas espirituales. Debido a la sinceridad con la que actuaba, se me concedió la compañía de un inmortal, que me ayudó a seguir adelante por el camino de la perfección, alimentando mi esperma y fortaleciendo mi corazón 4. Mis méritos alcanzaron entonces una cantidad jamás superada, pudiéndome dedicar por entero a la armonización de los cuatro órganos vitales 5. Eso me permitió llegar hasta el centro mismo de los Cielos, donde, tras presentar mis indignos respetos al Señor que los rige, fui nombrado General-encargado-de-levantar-la-cortina. Como tal, viajé en la carroza del fénix y el dragón y supervisé las actividades de la guardia imperial. Desgraciadamente, durante la celebración de la Fiesta de los Melocotones, dejé caer una copa de cristal y fui exilado al Río de Arena. Allí me transformé en un ser totalmente distinto del que había sido, devorando a cuantos tuvieron la desgracia de toparse conmigo y atrayendo sobre mí las iras del Cielo. La Bodhisattva Kwang-Ing me hizo ver lo erróneo de mi conducta y, tras conseguir mi conversión, me hizo prometerle que seguiría como discípulo a un monje procedente de la corte de los Tang, que estaba a punto de pasar por mis dominios. Su destino era el Paraíso Occidental, y su única ambición, conseguir las escrituras budistas. De esa forma, regresé, una vez más, al camino de la virtud y me dediqué con empeño a la búsqueda de la definitiva iluminación. Aunque me llaman Bonzo Sha, mi auténtico nombre es Wu-Ching."

"(...) "Si después de comer no te tumbas, jamás tendrás una barriga en regla""

"(...) "nadie puede romper a palos su relación con un pariente ni con un amigo a fuerza de decirle las verdades""

CAPÍTULO 95

Nota 2 
La música tradicional china se componía a partir de cinco notas, llamadas «Kung», «shang», «chüe», «chi» y «yü», que daban nombre a su vez a otras tonalidades

Nota 7
En realidad existen tres fuerzas o causas capaces de otorgar a un hombre cualquiera una naturaleza búdica: la Ley, la Sabiduría de Buda y su Inabarcable Virtud

CAPÍTULO 96

“Originalmente la forma no es tal ni el vacío es ausencia. No existen diferencias entre el ruido, la calma, el silencio y la palabra. Cuando alguien duerme no puede transmitir a otro el sueño que está teniendo en ese mismo momento 1. Lo práctico carece de valor, cuando se usa, de la misma forma que el poder deja de serlo, cuando se aplica a sí mismo. Es como las frutas que, al madurar, se tornan rojas. No preguntes cómo lo hacen. Sólo los sabios conocen los por qués”

“(…) en el país de Buda tanto los sabios como los tontos reniegan de la mentira” 

“(…) ¿Qué importan la fealdad y la belleza, cuando se trata de seres celestes que han decidido visitar este mundo de sombras?”

“(…) Quien desee tener hijos honrados no debe renunciar, en efecto, a enviarlos a los centros de estudios”

“(…) «al principio nada cansa, pero al final se torna sumamente pesado»”

“(…) «Quien siembra siega y no cosecha quien nunca lo hace»”

“(…) «quedarse es lo adecuado, la marcha entristece a las dos partes»”

“(…) «las cosas más sabrosas pierden su sabor, en cuanto uno ha saciado el hambre»”

“(…) « ¿de qué te sirve ahorrar, si tu estómago no puede con todo?»”

“(…) «por muy buen lugar que sea Chang-An, el corazón sólo descansa en el sitio donde ha nacido»”

“(…) la extrema riqueza engendra la ruina y el dolor se esconde en el centro mismo del placer”

Nota 1
Alusión a los escritos de Chuang-Tse, que recurre repetidamente al símil del sueño para demostrar la irrealidad de lo existente. En realidad, todo el párrafo alude a su modo de pensar, ya que expone la identidad del «ser» y el «no-ser», la inutilidad de lo valioso y el quietismo del auténtico sabio

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