Literatura y filosofía

Viaje al Oeste (19/20)

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IMPORTANTE: El fin de mis notas es sacar la filosofía de la obra, aunque también veremos que anoté cosas que me parecieron graciosas o interesantes para divagar aparte

CAPÍTULO 97

“(…) la desgracia siempre llama dos veces a la misma puerta”

“(…) «se puede equivocar uno a la hora de detener a alguien, pero no cuando se decide ponerle en libertad»”

“(…) No es frecuente que la bondad encuentre un eco de buenas intenciones. Lo más corriente es que se convierta en puro odio. Cuando te encuentres con alguien que se está ahogando, piénsatelo tres veces antes de actuar, pues es posible que estés poniendo en juego toda tu felicidad futura”

“(…) ¿De qué vale la defensa, cuando se tiene delante el botín?”

“(…) «cuando llegues a un buen lugar, quédate en él; pero ofrece todo el dinero del que dispongas, cuando te halles en el interior de una mazmorra»”

Nota 2
Desde los tiempos antiguos los chinos creían en la existencia de dos tipos diferentes de almas: el «huen», que provenía del éter y a él retornaba en cuanto se producía la muerte, y el «phe», que tenía su origen en la tierra y a ella volvía en el momento de la defunción. Por influencia astrológica, a partir de la dinastía Han se establecieron tres clases de «huen» y siete de «phe»

CAPÍTULO 98

“(…) «no puede agotarse un caballo con sólo ver una montaña»”

“(…) Confucio trató de inculcar con sus enseñanzas la bondad, la rectitud, el respeto a las normas y la práctica del bien”

“(…) A cambio de tan meritorios servicios sólo le pidieron tres monedas de cobre y tres medidas de arroz. Yo les dije que habían sacado muy poco y que, a causa de su generosidad, sus descendientes se iban a ver en grandes aprietos económicos” (Entonces, Buda, ¿De qué sirven tus enseñanzas si todo recae en lo material?)

CAPÍTULO 99

Resumen de las pruebas que sufrió Tripitaka

“En cumplimiento de vuestras órdenes, los protectores registraron con cuidado las desgracias que se abatieron sobre el monje Tang a lo largo del viaje y que, en concreto, son las siguientes: la primera, ser despojado de su título y posesión de Cigarra de Oro. Estar a punto de morir, al nacer, la segunda. Ser arrojado al río cuando apenas contaba un mes de edad, la tercera. La búsqueda de sus padres y su consiguiente venganza, la cuarta. Toparse con el tigre, nada más abandonar la ciudad, la quinta. Caer en un pozo y perder a sus seguidores, la sexta. El dilema que se le presentó en la Cordillera de la Doble Bifurcación, la séptima. Toparse con la Montaña de los Dos Reinos, la octava. Cambiar de caballo en el Torrente del Águila Afligida, la novena. Ser quemado vivo por la noche, la décima. La pérdida de su túnica, la undécima. Conseguir dominar a Ba-Chie, la duodécima. Ser obstaculizado por el Monstruo del Viento Amarillo, la decimotercera. Buscar la ayuda de Ling-Chi, la decimocuarta. Las dificultades que encontró a la hora de cruzar el Río de Arena, la decimoquinta. La aceptación del Bonzo Sha como discípulo, la decimosexta. La aparición de los Cuatro Sabios, la decimoséptima. El Templo de las Cinco Villas, la decimoctava. Los problemas que tuvo con el ginseng, la decimonovena. La expulsión del Mono de la Mente, la vigésima. Su pérdida en el Bosque del Pino Negro, la vigésima primera. El envío de la carta al Reino del Elefante Sagrado, la vigésima segunda. La metamorfosis  en tigre que experimentó en el Palacio de los Carillones de Oro, la vigésima tercera. Su encuentro con los monstruos de la Montaña Altísima, la vigésima cuarta. Ser colgado de una viga en la Caverna de la Flor de Loto, la vigésima quinta. Salvar al señor del Reino del Gallo Negro, la vigésima sexta, Toparse con un monstruo con el cuerpo metamorfoseado, la vigésima séptima. Encontrarse con un monstruo en la Montaña Rugiente, la vigésima octava. Ser arrebatado por el huracán, la vigésima novena. Contemplar cómo el Mono de la Mente era herido, la trigésima. Pedir al sabio que dominara a los monstruos, la vigésima primera. Hundirse en el Río Negro, la trigésima segunda. Los padecimientos del Reino de la Carreta Lenta, la
trigésima tercera. La lucha de poder a poder, la trigésima cuarta. Expulsar a los taoístas en beneficio de los budistas, la trigésima quinta. Encontrarse con el camino cubierto de agua, la trigésima sexta. Caer en el Río-que-llega-hasta-el-cielo, la trigésima séptima. Ver el cuerpo de Cesta de Pescado, la trigésima octava. Toparse con un monstruo en la Montaña del Yelmo de Oro, la trigésima novena. Las dificultades en alcanzar los cielos, la cuadragésima. La petición a Buda de las fuentes, la cuadragésima primera. El envenenamiento que sufrió después de beber el agua, la cuadragésima segunda. Su detención matrimonial en el Reino del Liang Occidental, la cuadragésima tercera. Los sufrimientos padecidos en la Caverna del Laúd, la cuadragésima cuarta. La segunda expulsión del Mono de la Mente, la cuadragésima quinta. Las dificultades en distinguir al mono falso del verdadero, la cuadragésima sexta. El retraso que hubo de padecer en la Montana de Fuego, la cuadragésima séptima. La búsqueda del abanico de palma, la cuadragésima octava. La detención del demonio, la cuadragésima novena. Barrer la pagoda del Reino del Sacrificio, la quincuagésima. La recuperación del tesoro para salvar a los monjes, la quincuagésima primera. El recitado de versos en el Santuario de los Inmortales del Bosque, la quincuagésima segunda. Las desgracias que le sobrevinieron en el Pequeño Monasterio del Trueno, la quincuagésima tercera. El aprisionamiento de los espíritus celestes, la quincuagésima cuarta. El alto que sufrió en el Desfiladero de la Pulpa de la Morera, la quincuagésima quinta. El remedio medicinal del Reino Morado, la quincuagésima sexta. Recuperarse del cansancio y de la
enfermedad, la quincuagésima séptima. Derrotar al monstruo para liberar a la reina, la quincuagésima octava. El engaño de las siete pasiones, la quincuagésima novena. Ser herido por Muchas Pupilas, la sexagésima. La detención que sufrió en el Reino del Camello-León, la sexagésima primera. Los monstruos de los tres colores, la sexagésima segunda. Las desgracias que le acaecieron en la ciudad, la sexagésima tercera. La petición de ayuda a Buda para dominar a los demonios, la sexagésima cuarta. La liberación de los niños en Bhiksu, la sexagésima quinta. La distinción entre lo auténtico y lo falso, la sexagésima sexta. Salvar a un monstruo en el bosque de pinos, la sexagésima séptima. Enfermar en los aposentos del guardián del monasterio, la sexagésima octava. Caer prisionero en la Caverna sin Fondo, la sexagésima novena. Los problemas encontrados para abandonar el Reino Destructor del Dharma, la septuagésima. El encuentro de los monstruos de la Montaña Escondida por en la Niebla, la septuagésima primera. La petición de lluvia en la Prefectura del Fénix Inmortal, la septuagésima segunda. La pérdida de las armas, la septuagésima tercera. La fiesta del rastrillo, la septuagésima cuarta. La desgracia que le acaeció en la Montaña del Nudo de Bambú, la septuagésima quinta. Los sufrimientos a los que se vio sometido en la Caverna de la Flor Misteriosa, la septuagésima sexta. La captura de los rinocerontes, la septuagésima séptima. La presión para que se casara en
el Reino de la India, la septuagésima octava. El encarcelamiento que sufrió en la Prefectura de la Terraza del Bronce, la septuagésima novena. La liberación de su cuerpo mortal en la Corriente de Más Allá de las Nubes, la octogésima. Doscientos quince mil kilómetros de longitud ha tenido un viaje que encerraba para el monje Tang todas las penalidades que aquí se han consignado”
Como se ve en la nota 1 de este capítulo, el 81 (3x3) es muy importante para la inmortalidad, y él sólo ha tenido 80 pruebas, por eso Kwang-Ing pide sufra una más

“(…) La firmeza de la voluntad supone siempre una gran ayuda, pero no existe otra forma de dominar a los monstruos que someterse al sufrimiento y entregarse a la meditación”

“(…) «siéntate diez días en la playa y verás cómo nueve te parecen sólo uno»”

“(…) «el virtuoso no pregona sus obras; el que lo hace no es realmente una persona de virtud»”

Nota 1
El término «san-san» («tres doble» o «tres veces tres») hace referencia a los temas centrales de la meditación budista: el «kung», por el que la mente se ve libre de todo pensamiento; el «wu-hsiang», por el que se desconecta de cualquier fenómeno externo; el «wu-yüan», por el que se libera de las ataduras del deseo. Su forma reduplicativa alude a un nivel superior de meditación. En un sentido taoísta, no obstante, se refiere al proceso completo de la alquimia interna, al relacionar los sesenta y ocho hexagramas del I Ching con los diferentes momentos de las fases lunares

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