RELACIONES AMOROSAS
14
Concepciones occidentales sobre el amor
En la concepción grecolatina, uno es víctima del amor, se sufre pasivamente, como impuesta por un agente externo. De esto derivan situaciones de ética, ya que si uno es forzado por ese agente externo, la sus acciones no recaen sobre él; pero claro, hay quien argumenta lo contrario, diciendo que siempre se puede decidir. El asunto ético al respecto da para mucho más, aquí solo se aborda la raíz de la concepción del amor en occidente
Roxana nos da su punto de vista al respecto "(...) creo que los sentimientos no son un destino que sólo puede padecerse. La reflexión y el desarrollo de nuevos hábitos producen variaciones en la forma en que sentimos las cosas. Las emociones emergen de un contexto cultural y también se construyen socialmente. La biología a lo sumo brinda la capacidad de sentirlas"
"Cambiar una idea -y el hábito que se sigue de esa idea- puede producir variaciones en la forma en que sentimos y en que actuamos. Asimismo, los sentimientos y las acciones también modifican nuestro pensamiento"
(...) "La consideración del amor como un fenómeno irracional ha contribuido en mucho a que Occidente anudara amor y sufrimiento, al punto de valorar el sufrimiento por amor como un signo de virtud y heroísmo. Esta relación entre amor y sufrimiento en modo alguno es universal. Nace en la antigua Grecia con la consideración del amor como una pasión irracional, como una deseada y temida forma de locura"
(...) "Convengamos que frente al goce siempre existe la posibilidad de sufrimiento. Esto es indudable. Pero de ahí a considerar que el sufrimiento por amor es virtuoso en sí mismo, hay un largo camino abonado por obras literarias que subrayaron el período de la conquista, y que entendieron que el camino hacia el amor verdadero debía estar necesariamente empedrado de obstáculos."
(...) "Muchas personas adscriben hoy día a la concepción del flechazo, y se privan de conocer a quien podrían empezar a amar con el tiempo. Como toda intuición, el flechazo es falible y supone altas dosis de idealización. Confiar ciegamente en una intuición es exponerse a grandes desencantos. El amor también puede nacer con el conocimiento, con la reflexión, con la aparición de ciertas circunstancias, con el descubrimiento paulatino de la persona a la que se aprende a amar"
"Otra razón que probablemente contribuya a asociar el amor a la desdicha es que, a diferencia de la amistad, a la que consideramos una relación, y que por tanto presupone reciprocidad, designamos con la palabra amor a un sentimiento, y ningún sentimiento presupone correspondencia. Mientras no puedo decir que soy amigo de quien no se siente amigo mío, parece legítimo decir que se ama a quien no corresponde a nuestro amor. Creo que este factor también contribuye a vincular el amor a la desdicha"
"La concepción platónica del deseo como ausencia también contribuyó a que Occidente generara una idea sobre el amor tan estrechamente asociada al sufrimiento (...) Esta concepción es expuesta por Platón en el Banquete e identifica al amor con el deseo. Sólo podemos desear aquello de lo que carecemos, afirma Sócrates, y si deseamos lo que tenemos es exclusivamente por miedo a perderlo. En base a esta idea muchos han creído que la insatisfacción es un mandato fatal que signa a la condición humana. Sería imposible disfrutar de lo que se posee, ya que cuando algo bueno se nos brinda, empezaríamos a aburrirnos a paso firme. Si la persona que nos gusta corresponde a nuestro amor, ya no nos resultaría pues tan deseable. Extrañamos a la persona que amamos pero cuando la vemos la intensidad de nuestro amor disminuye. Deseamos más su ausencia que su presencia. De allí que esta idea platónica sea conocida como la concepción del deseo como ausencia (...) Lo que no explica la teoría platónica es cómo podemos gozar de los bienes presentes: cómo podemos complacernos con un buen plato de fideos, no porque nos falte, sino justamente porque lo tenemos delante de nuestros ojos, o cómo es que existen algunas parejas felices que se regocijan con su mutua presencia"
En cambio, cita a Spinoza "(...) que asoció el amor con el deseo pero que entendió al deseo como presencia, como alegría, y no como ausencia ni como desdicha"
(...) "Existe la posibilidad de diferenciar el (...) enamoramiento del amor, que no encuentra su objeto en la idealización sino en el conocimiento y en la aceptación del otro tal cual es, en la actividad y no en la pasividad, el amor que reconoce que toda relación que se prolonga en el tiempo trae aparejados momentos de antagonismo y aburrimiento, el amor que se regocija en la presencia del otro, en su disponibilidad y no en su ausencia, el amor que no presupone el sufrimiento de nadie, el amor que reconoce que toda pasión es por definición perecedera, y que el fin de la pasión no equivale al fin del deseo sexual ni al fin de la ternura o del compañerismo. ¿Cuál es la diferencia entre el amor y el deseo? En el amor se tiene en cuenta al sujeto amado, mientras que en el deseo la persona tiene sobre todo consciencia de sí."
"Contemporáneamente a menudo se entiende que la pasión es sinónimo de deseo sexual. Esta asociación es resultado directo de la sexualización de las relaciones amorosas que tiene lugar con los movimientos de liberación sexual de los sesenta. No siempre se ha dado esta reducción de la pasión al deseo sexual. El concepto de amor-pasión desarrollado por la literatura romántica es altamente espiritual; no prescinde del sexo pero lo excede."
Roxana nos dice sus comentarios al cierre de este capítulo, primero dando su punto de vista sobre los que prefieren la soledad o soltería:
"Encuentro muy respetable el desinterés que sienten algunas personas por formar una pareja estable, e incluso el desinterés por el sexo. Es posible obligar a trabajar, pero no creo que sea posible obligar a amar. Quien se niega al amor se pierde una de las extraordinarias experiencias que ofrece la vida. No obstante, creo que es posible apasionarse muy legítimamente por otros bienes. No todos tenemos las mismas necesidades. La mayor parte de las personas no están en pareja. No parece pues vana la reflexión en torno a otras redes de contención afectiva que excedan el -a veces- monopólico imperativo de la pareja, particularmente teniendo en cuenta que el amor-pasión se ha convertido en la gran religión moderna ante la retracción de otros sistemas de creencias"
Pero también advierte del peligro de una cultura de egocentrismo, de desapego y de individualismo en el cual las relaciones no tienen cabida:
"Como se ve, el amor no se explica sólo en correlato con la psicología individual. La comprensión filosófica e histórica de este tema tiene mucho para decirnos al respecto. En el último siglo asistimos a cambios sociales que han producido modificaciones significativas en nuestras formas de amar. Fenómenos como los movimientos de emancipación fememina, la aceptación de las múltiples orientaciones sexuales, la escisión entre sexualidad y reproducción -con la aparición de los anticonceptivos primero y mediante los métodos de fertilización in vitro más tarde- han producido cambios que apenas alcanzamos a vislumbrar. De la pareja como institución (destinada principalmente a la crianza de los hijos) se ha pasado a la pareja como relación (en la que los hijos aparecen como un fenómeno subsidiario). De la familia extensa se ha pasado a la familia nuclear, y de allí a la familia monoparental. Las parejas duran cada vez menos. Cada vez hay más adultos sin pareja estable. Cada vez más hijos son criados y mantenidos exclusivamente por su madre. Los lazos de solidaridad y contención afectiva se resquebrajan y el individuo queda cada vez más librado a su propia suerte. Con redes sociales que progresivamente tienden a disolverse, la separación de una pareja puede convertirse en una verdadera tragedia por la soledad en que sume a alguno de sus integrantes. ¿Dónde hacer pie ante semejante edificio que se derrumba?"
















No hay comentarios.:
Publicar un comentario