La idea de este especial es analizar su humor y sus letras, basándome en la lista oficial de espectáculos de su página
Cuando se comparta un video, siempre será desde su cuenta oficial de youtube https://www.youtube.com/lesluthiers
No voy a ahondar en la complejidad musical, ya que no es mi fuerte, sino en basarme en los guiones de los espectáculos para analizar los chistes
Me apoyaré en una página hecha por fanáticos, la cual es https://lesluthiers.org/ y enlazaré a los artículos de dicha página cuando sea necesario
Aunque no me basaré en ella, también esta página está muy completa http://www.leslu.com.ar/ por si la quieren visitar
Obra
Kathy, la reina del salón
(música de cine mudo)
Texto de la obra aquí
Marcos Mundstock: Las dos obras escuchadas no fueron en verdad el primer aporte de Mastropiero a la música para cine. Muchos años antes, viviendo en Paris, Mastropiero había trabajado como pianista acompañante de cine mudo en el célebre “Viex Royal” (Creo que hay un error en el texto oficial, porque Marcos dice "view royal", es decir, vista real en inglés), donde acostumbraba a reunirse la avant garde intelectual. (La expresión francesa de "avant garde" significa algo así como "primer plano"; pero se refiere a un movimiento cultural de vanguardia artística)
Daniel Rabinovich: Sí, Ava Gardner, ¡qué mina! (expresión de que la persona a la que te refieres es muy atractiva físicamente, ya que Daniel cree que Marcos se refiere a la actriz Ava Gardner)
Jorge Maronna: ¡Avant garde!
Daniel Rabinovich: Sí, Ava Gardner, ¡qué mina era!
Jorge Maronna: No, no, avant gar-de.
Daniel Rabinovich: ¿Ava Gardner?
Jorge Maronna: ¡Avant garde!
Daniel Rabinovich: ¿Avant garde? ¿En serio? ¡Qué mina!
Marcos Mundstock: En esa época, una tierna adolescente llamada Henriette solía sentarse junto a Mastropiero en la estrecha banqueta del pianista vigilada de cerca por la madre, Madame Leforquier (Daniel todo emocionado por la escena y la arruina la madre con su presencia). Con Henriette a su lado, Mastropiero aporreaba el piano ilustrando las películas que eran mudas. Henriette, por suerte para ella, era sorda (la gracia está en la situación siguiente, una exageración en el piano para que la joven sorda comprenda, quizá lo veamos como un acto generoso; pero no estamos en un ambiente de caridad, sino de comedia, por lo que el enseñar música a una sorda se convierte en un acto irónico y jocoso. De ahí la risa del público y la de Daniel), y la madre, por suerte para Mastropiero, era ciega (ahora entendemos que sí tenía Mastropiero oportunidad de hacer sus cositas con la joven, mientras sonara el piano, el cual era aporreado, no era necesario dar notas claras, solo que hiciera ruido. Este giro es más gracioso entre más lo piensas, al menos no para López Puccio, a quien Daniel ve asombrado de que esté serio todo el tiempo). Musicalmente, este período de Mastropiero no fue muy brillante ya que, entre la oscuridad de la sala y la turbación que le provocaba la cercanía de Henriette, Johann Sebastian terminaba tocando cualquier cosa (este juego de palabras va en el sentido inocente, de que al ser la joven sorda y la madre ciega, podía tocar en el piano cualquier pieza sin importarle nada; y otro sentido, un poco más de humor adulto, Mastropiero podía tocar impunemente a la joven, mientras hiciera ruido en el piano, es decir, literalmente, tocar cualquier cosa tanto en el piano como en el cuerpo de la joven. Esto saca la carcajada de Daniel; pero en la edición del video algo pasó que lo cortaron. Se nota el corte abrupto de las risas del público y Daniel se aleja de López Puccio quien por fin sonríe. Consulté con las redes sociales oficiales del grupo pero no obtuve respuesta. Escribí al equipo del sitio org y dicen que posiblemente fue una unión de dos actuaciones distintas, ya que esa grabación se hizo con la unión de dos actuaciones de días seguidos). Lo más destacado de esta etapa de Mastropiero fue la música que compuso para acompañar un clásico del cine mudo: “Kathy, la reina del saloon”. (Kathy en inglés se pronuncia la th como una z española, haciendo que al oído hispanohablante suene Kazi, y en el latinoamericano, que no acostumbra hacer la diferencia del sonido, suene muy similar a "Kasi")
Daniel Rabinovich: Casi reina, por un pelito no fue reina… (Por lo explicado anteriormente, Daniel cree que casi fue reina, Jorge, otra vez, tratará de explicarle el sonido y la pronunciación correcta)
Jorge Maronna: ¡Kathy!
Daniel Rabinovich: ¿Eh?
Jorge Maronna: Ka-thy
Daniel Rabinovich: ¿Zoz zezeozo voz? (Daniel entonces cree que Jorge está hablando como español y exagera todos los sonidos de la "s", y mejor se aleja de Jorge; pero se queda demasiado cerca de López Puccio y se vuelve a acomodar)
Marcos Mundstock: Casi...
Ernesto Acher: ¡Kathy, Kathy! (Ernesto interrumpe a Marcos, volviendo otra vez a la confusión de los sonidos con el nombre de Kathy y la palabra casi, por lo que Marcos exagera el sonido para hacerle entender que ahora sí quería decir "casi")
Marcos Mundstock: Cazi ziempre proyectada en zineclubez esta película... (Esto ocasiona la risa y aplauso del público, así como la reacción de pena de Ernesto y que Daniel siga con sus payasadas mientras los demás lo regañan) casi siempre proyectada en cineclubes, esta película cuenta una típica historia del Oeste en la que un heroico “cowboy” salva a la hermosa protagonista de las garras de un villano deforme.
Daniel Rabinovich: ¡Sí, qué peliculón!
Jorge Maronna: ¿La viste?
Daniel Rabinovich: Dos veces, la segunda no la entendí. (Esto es muy gracioso, por lo general, la segunda vez entiendes mejor la película, no te confunde más. Sé que puede pasar; pero vamos, recordemos que estamos aquí para reír, así que divagar fuera del contexto hace que pierda la gracia)
(Antes de que empiece a hablar Marcos, el equipo de apoyo retira los micrófonos ante el asombro de Daniel)
Marcos Mundstock: Se escuchará a continuación, de Johann Sebastian Mastropiero, la música de acompañamiento para la película muda “Kathy, la reina del saloon” en su versión original para solo de piano.
(Daniel, al ver al compañero de apoyo escénico, agarra la silla, no vaya a ser que también se la quite como le quitó el micrófono. Ya todos sentados, Daniel quiere cruzar la pierna; pero le da demasiado impulso y se acaba apretando salva sea la parte. La gente aplaude a Carlos que entra para tocar el piano, se le queda viendo raro a Ernesto, quien está en una pose de divo apreciativo)
(A partir de aquí, Carlos Núñez interpreta al piano la música, mientras el resto va explicando con mímica el argumento de la película)
(Daniel le pregunta a Jorge si ha vista la película, Jorge dice que no y Daniel la cuenta. En una cantina estaban jugando en la mesa cartas. Alguien hizo trampa, se dan cuenta y lo golpean. Alguien prende un cigarrillo. Daniel lo apaga en su pierna y "se quema", lo cual es parte de la película. Hay una pianola y el músico toca entre trago y trago, en una de esas, no alcanza a voltear para beber y se moja todo con el licor. Luego no se acuerda Daniel y Marcos sigue contando, que entra un ser deforme; pero no logra describirlo con detalle, entonces ve a Ernesto que está disfrutando de la música moviéndose al compás, y les dice que más o menos así se veía el villano, el cual agarra una botella y no puede beber... porque no le ha quitado el tapón, ante lo cual hasta Ernesto ríe. Lo que llama la atención es que López Puccio suelta una carcajada muy sonora, le preguntan si es por lo de la botella y él dice que no. Daniel se pregunta entonces de qué se ríe mientras Marcos sigue contando. Ahora explica cómo es el héroe, quien viaja a caballo, y al abrir las puertas de la cantina saca de su bolsillo... ¿una pistola? ¡No! ¡Un peine! Otra vez López Puccio suelta la carcajada y Daniel le pregunta si ahora sí ríe por eso, a lo que contesta que no, sino que se acordó de su historieta, la cual saca y se pone a leerla. Daniel sigue contando ahora, que el villano, al ver al héroe, se burla de él y éste golpea al villano. López Puccio interrumpe con su carcajada y Daniel le avienta lejos su historieta. Marcos cuenta cómo es la hermosa protagonista; pero Daniel dice que estaba más caderona de lo que Marcos cuenta. De hermoso cabello, lindos ojos y de busto, bueno, más o menos. El héroe, al verla, se enamora, va con ella, platican, él haciéndole plática y ella diciendo sí a todo con un ademán de empuje en tono amistoso; pero que Marcos hace muy rudamente hacia Ernesto, casi tirándolo. Marcos explica que el héroe sigue coqueteando haciendo un cariñito en la cara de ella, y ella toda embobada hace el empujón, el cual exagera otra vez Marcos y casi tira otra vez a Ernesto, el cual ahora se aleja de Marcos. Marcos explica que el héroe le pide matrimonio a la protagonista, y ella dice que sí, y jala al héroe hacia ella; pero Marcos exagera el jalón y tira definitivamente a Ernesto. Daniel se da cuenta de que López Puccio quiere alcanzar su historieta y le pregunta que qué hace ahí, a lo que al verse descubierto, dice que estaba haciendo ejercicio. Por si las dudas, Daniel patea más lejos la revista. Siguiendo la narración, ella y él se despiden y regresamos con el villano. Daniel hace el ademán de escupir del villano pero sí estaba escupiendo de verdad, así que Jorge se esconde; pero al ver que se escondió, Daniel esperó a que se asomara para escupir. Todo al ritmo de la música en una maravillosa sincronización. El villano afila un cuchillo para matar al héroe, el cual se prepara para sentarse y al hacerlo, Marcos queda tieso. Jorge le pregunta si fue el villano y Marcos dice que no, que se sentó en algo, y fue un silbato. Ernesto se adjudica la travesura. Daniel explica que la protagonista fue a darse un baño, cómo llena el agua, se quita los guantes; pero vuelve a hacer el ademán de quitarse el primer guante, Jorge le pregunta que si no se lo había quitado ya, y Daniel reacciona para proseguir con el resto de las prendas. Todos emocionados por la escena donde ella se quita la ropa, batalla para quitarse la faja y con éxito por fin lo logra para maravilla de todos. Otra vez con excelente sincronización musical. El villano aparece en escena y aprovecha que ella se está secando para espiarla. Incluso al ver por la cerradura le tiemblan las piernas ante lo que ve. Forza el cerrojo y quiere atacarla. La protagonista grita por ayuda. El grito es oído por el héroe, quien saca de su bolsillo... ¿la pistola ahora sí? ¡No! ¡El peine! Toca a la puerta con caballerosidad, no vaya a ser, y al no haber respuesta, la embiste. El villano le dispara al héroe, quien con gracia esquiva las balas. Otra vez, maravillosa sincronización de música y actuación. El héroe procede a sacar de su bolsillo... ¿otra vez el peine? Pues no, Jorge, ¿qué no piensas, qué no ves la situación? ¡Claro que la pistola! El héroe dispara y el villano esquiva con cierta gracia; pero le alcanza a dar en la mano en el último tiro, lo cual nos dice que tenía muy mala puntería el héroe, porque la mano estaba muy lejos del cuerpo. Entonces el villano huye y el héroe salta a su caballo, notemos la sincronización musical una vez más. En la persecución hay una balacera, que Daniel exagera diciendo que el villano lanzó fuego, granadas, flechas, y no le hace caso a Marcos quien dice que eso no pasó. Daniel hace como que usa un florete y hasta una motocicleta. López Puccio dice que no fue así, que en la balacera le dieron al villano, quien cae estrepitosamente y, plan con maña de López Puccio, junto a su revista, la cual sigue leyendo acostado. Se la quita Daniel, y Marcos se la quita a Daniel para dársela a Ernesto, el cual parece disfrutarla. A partir de aquí, vemos que más que una película muda de western, es más un sketch de comedia británica, en donde corren, se caen y se persiguen, sobre todo al final a Marcos, quien también parece gustar de la revista y se la lleva para él solo, siendo perseguido por todos dejando el escenario vacío. Lo gracioso y destacable, es que Carlos al final, al verse solo, cree que todos los aplausos son para él solito cuando la gente realmente aplaudía a todos ellos que se habían ido antes de terminar la música)
Este es el video de la obra
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