Literatura y filosofía

Fiódor Dostoievski. El Adolescente (4/6)

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CAPÍTULO IV

II

“(...) Además, las mujeres no son nada expertas en la apreciación de los espíritus masculinos, desde el momento que un hombre les agrada. Gustosamente, toman paradojas por conclusiones estrictas en cuanto esas paradojas coinciden con sus deseos” (Quisiera decir algo a favor de las mujeres; pero seamos honestos, que aunque no es la totalidad, sí es una constante muy común)

Vassine a Lisa
“(…) Yo soy el mismo para todos, porque a mis ojos todos son idénticos.
—¿Cómo? ¿Usted no ve diferencias?
—iOh! Claro, unas personas difieren de otras por tal o cual punto, pero a mis ojos esas diferencias no existen porque no me afectan; para mí, todos son iguales y todo me da lo mismo, y por eso soy igualmente bueno con todo el mundo.
—¿Y no se aburre usted?
—No; siempre estoy satisfecho de mí mismo.
—¿Y no tiene usted deseos?
—Sí. Únicamente que no tengo muchos. No tengo necesidad de nada, o casi de nada, ni siquiera de un rublo de más. Yo, vestido de oro o tal como estoy, soy siempre el mismo; los vestidos de oro nada añadirían a Vassine. Los buenos bocados no me seducen: ¿existen puestos a honores que valgan más que lo que yo valgo?”

Me parece muy propio de Séneca y de la filosofía estoica en general este diálogo, algo que deberían de leer y aprender mucho todos en los últimos tiempos

CAPÍTULO V
I

“(...) ¡Oh, decididamente el hombre es el esclavo moral de la mujer, sobre todo si es magnánimo!” (Sin comentarios, me pega mi esposa)

“(…) el hombre es una máquina tan complicada, que a veces no se comprende nada de él, sobre todo si ese hombre es una mujer” (hombre entendido como especie, no empiecen a pensar fuera del retrete)

“(…) No se me debe acusar porque mire ávidamente alrededor de mí tratando de descubrir al menos un amigo, y por eso no he podido menos que acoger con alegría a ese amigo; el que pudo, incluso aquella noche, casi helándose, acordarse de mí y repetir solamente mi nombre, ése desde luego me es fiel”

“«Decididamente, me toman todos, desde el primero hasta el último, por un niñito sin voluntad y sin carácter y del que es posible hacer lo que se quiera», pensaba yo con indignación. ” (Así yo resumiría la obra entera)

II

“—Es que, mire usted, es un cínico (...) y ¿querrá usted creer que no sabe hablar francés? Pues se equivoca usted: lo habla como un parisiense, solamente que remeda a los rusos, que siempre tienen unas ganas locas en el gran mundo de hablar francés entre ellos cuando en realidad no lo saben ” (Me gustaría que un ruso me dijera qué opina ahora de la profunda admiración hacia Francia en aquella época)

Sigo quejándome de que no pongan la traducción del francés, es fastidioso y muy molesto

CAPÍTULO VI

I

“(…) a la mujer le gusta el despotismo” (En una parte atrás menciona que se vive en un mundo de orden patriarcal. Una cosa lleva a la otra y se hace un círculo vicioso en lugar de un círculo virtuoso, en el que la mujer no busca al déspota sino al honorable, así se logra el equilibrio en la sociedad)

II

“(…) ¿Es que los hombres honrados no son necesarios para los pillos? En la pillería la gente honrada es más necesaria que en cualquier otra parte”

“(…) Todas las mujeres son iguales. ¿Existe una sola mujer sin bajeza? Por eso es por lo que tienen necesidad del hombre. Han sido creadas para la sumisión. La mujer es vicio y escándalo, el hombre nobleza y generosidad.” (Se me hizo interesante recuperar este divagar de Arcadio mientras estaba medio ebrio, ya que se complementa con lo mencionado un poco antes)

“(…) Poco importa que haya un defecto si el fin es magnífico” (Más divagación; pero se puede filosofar mucho con esta frase)

“¡Oh!, lo repito una vez más: que se me perdone que transcriba aquí todo este delirio de borracho, sin perdonar ni una sola línea. No es más que la quintaesencia de mis ideas del momento, pero me parece sin embargo que son las palabras mismas que empleé. Tenía que transcribirlas, puesto que escribo para juzgarme. ¿Qué habría que juzgar sino esto? ” (Aquí siento que Fiódor busca que el lector entienda que no son ideas suyas las que expresa, sino las de un personaje en una etapa de su vida bastante pueril)

CAPÍTULO VII

I

“(…) no sé cómo explicarlo; pero las personas de elevada cultura, me parece, no pueden tener la expresión triunfal y victoriosamente feliz”

“(…) El artista estudia el rostro y adivina esta idea esencial, incluso si, en el momento en que pinta, ésta no está marcada en el rostro. La fotografía, ella sí, sorprende al hombre tal como es"

“(…) Las mujeres rusas se afean rápidamente, su belleza no hace más que pasar y desde luego eso no procede solamente de ciertas particularidades etnográficas, sino también de que saben amar sin freno. De golpe, la mujer rusa se entrega toda, si ama, para el instante y para el destino, para el presente y para el porvenir: no saben ahorrar, no hacen reservas, y su belleza pasa rápida a aquellos a quienes aman. ”

En los subcapítulos II, III , y en el capítulo VIII, subcapítulos I, II , Versilov habla con Arcadio y le cuenta sus motivos para irse, sus aventuras, y su regreso. En resumen, por ideologías patrióticas y de fe. El discurso es mucho más profundo que esto; pero en el mismo libro viene muy escueto. La idea queda más clara en un discurso de Fiódor (Pushkin, 1880)

III

“(…) Había momentos en que no llegaba a imaginarme cómo el hombre podría vivir sin Dios, ni si eso sería posible alguna vez. Mi corazón respondía siempre que era imposible; pero quizá será posible en un determinado período... Para mí, no cabe duda alguna de que ese período vendrá” (Como que ya te imaginabas a la URSS, ¿verdad, Fiódor?)

La utopía atea de Versilov: “Después de las maldiciones, las pelladas de fango y los silbidos, viene la calma, y los hombres se quedan solos, como ellos querían: la gran idea de antes los ha abandonado; la gran fuente de energía que hasta aquí los ha alimentado y calentado se ha retirado, como el sol majestuoso y seductor del cuadro de Claude Lorrain, pero ahora es el último día de la humanidad. Y de pronto los hombres han comprendido que se han quedado completamente solos, han sentido bruscamente un gran abandono de huérfanos. Mi querido pequeño, yo nunca he podido figurarme a los hombres ingratos y embrutecidos. Los hombres convertidos en huérfanos se apretarían inmediatamente los unos contra los otros, más estrechamente y más afectuosamente; se cogerían de las manos, comprendiendo que de ahora en adelante son totalmente los unos para los otros. Entonces desaparecería la gran idea de la inmortalidad, y sería preciso reemplazarla; todo aquel gran exceso de amor para lo que era la inmortalidad se volvería hacia la naturaleza, hacia el mundo, hacia los hombres, hacia la menor brizna de hierba. Se prendarían de la tierra y de la vida irresistiblemente, y en la medida misma en que progresivamente irían dándose cuenta de su estado pasajero y finito, considerarían todo aquello con un amor especial, que no sería ya el de antes. Notarían y descubrirían en la naturaleza fenómenos y misterios hasta entonces insospechados, porque la mirarían con ojos nuevos, con una mirada de amantes hacia su bien amada. Se despertarían y se apresurarían a abrazarse los unos a los otros, se darían prisa en amarse, sabiendo que sus días son efímeros y que es todo lo que les queda. Trabajarían los unos para los otros, y cada cual daría todo a todos y con eso sería dichoso. Cada niño sabría y comprendería que todo hombre en la tierra es para él un padre y una madre. «Que mañana sea mi último día, se diría cada cual mirando al sol poniente; yo moriré, poco importa: ellos permanecerán, todos, y, después de ellos, sus hijos», y ese pensamiento de que permanecerán, continuando amándose y temblando los unos por los otros, reemplazará a la idea del reencuentro de ultratumba. ¡Oh!, cómo se apresurarán a quererse, para ahogar la gran pena de sus corazones. Serán orgullosos y atrevidos para con ellos mismos, pero tímidos para con los demás; cada uno temblará por la vida y la felicidad de cada uno. Serán tiernos unos con otros y no tendrán vergüenza como hoy de acariciarse como niños. Al encontrarse, se mirarían con una mirada profunda y llena de inteligencia, y en sus ojos habría amor y pena”

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